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Ni les importa ni les preocupa

Por el derecho a la libertad de expresión.

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Aunque una de las acciones fundamentales de las administraciones públicas municipales es, sin duda alguna, proteger, administrar y defender los recursos humanos, materiales y financieros con que se cuenta en los municipios, la actitud de Zulema Adams, su Cabildo y sus funcionarios designados es de valemadrismo neto. No han mostrado ningún interés por dar una denuncia, ante quien corresponda, por peculado, enriquecimiento ilegal e ilícito y lo que resulte en contra de los ex presidentes Javier Ignacio Urbalejo Cinco y César Moreno González de Castilla. Mientras, ambos sujetos se dan el gusto pavoneándose con dineros, -se supone- no son de ellos y sí nuestros. Igual que la administración de la corrupta Nereida Fuentes, que no movió un dedo en este sentido, y a quién también se le deben de investigar detalladamente los gastos hechos, así como las propiedades que adquirió desde que fue diputada local y luego presidente municipal de Tecate.

Zulema Adams y su cabildo tampoco están actuando a la altura de las circunstancias. Dejan pasar las cosas como si fueran tiros libres a la portería. Acaba el gobernador Jaime Bonilla Valdez de otorgar, sin los exámenes obligatorios, una serie de notarías públicas que más bien parecen regalos pre convenidos. Dentro de los beneficiados aparece Gerardo Sosa Minakata, ex síndico procurador que, en lugar de investigar, abrir expedientes importantes y denunciar a los ex presidentes, los protegió hasta la ignominia. Ante esta desventurada decisión de Bonilla, ni el actual síndico procurador ni el cabildo en general, han dicho esta boca es mía.

Con esta actuación tan timorata se pueden inferir dos cosas: primero, que no actúan porque ellos también están pensando aprovecharse de los recursos financieros tecatenses, al cabo que no sucede nada o, segundo, que tienen temor a las consecuencias al enfrentarse a los tres corruptos ex presidentes. Lo que sí es seguro es que andan todos despistados. No han logrado, por ejemplo, imponerse ante los trabajadores del ayuntamiento, quienes con mucha frecuencia desobedecen las órdenes que se supone deben atender. Las cargas de trabajo no las cumplen y nos dejan a los ciudadanos esperando para que los servicios municipales se cumplan. La demanda más concurrente de la ciudadanía en la mayoría de las colonias, que es la recolección de la basura, está bajo la total anarquía. Los funcionarios de primer nivel, los designados, no tienen ningún ascendiente sobre los trabajadores. Mal, muy mal están las cosas, y así seguirán pues el periodo es de solo dos años.

La realidad es que, quien quiere demostrar eficacia y eficiencia, lo hace desde el primer momento y a Zulema Adams y su gente, como que les falta impulso y consistencia. La enorme esperanza que pusimos en un gobierno alternativo, que esperábamos iba a derribar las trabas de la corrupción y emprendería nuevas y constantes actividades, se ha sentado a ver el tiempo pasar. La baja popularidad que tiene entre la población demuestra la inconformidad existente. Cuando pudimos haber iniciado un proceso de mejora y aprovechamiento de las capacidades de la nueva administración, estamos finalizando sin nada nuevo y nada de qué enorgullecernos. Vale.

* El autor es Licenciado en Economía con Maestría en Asuntos 
Internacionales por la UABC.

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