Negatividad, resentimiento, mala leche, o todas
El tema de hoy es sobre ciertas personas que, sin querer o queriendo, según un servidor, le hacen un mal a México.
El tema de hoy es sobre ciertas personas que, sin querer o queriendo, según un servidor, le hacen un mal a México. Las redes sociales, los medios de comunicación y los comentarios de sobremesa están plagados hoy en día de alguna de las tres cosas: negatividad, resentimiento o mala leche. Y a los pocos positivos, ya los están contaminando. El tema principal es el gobierno federal y su ideología de la Cuarta Transformación, con la que se está gobernando y con mucha variedad de opiniones, resaltando las que llevan negatividad, resentimiento y mala leche. Con razón o sin ella, ahí está el tema y sus características.
Todos conocemos a alguien que ve las cosas negativamente. Cada vez que estamos con esa persona notamos como nuestro estado de ánimo va para abajo y nuestro hastío emerge. Son tan oscuros, que la mayoría de las veces no se dan cuenta del flaco favor que hacen a las personas que les rodean. Su pesimismo es contagioso y provoca enfado en la gente de buena voluntad. A nivel México, poco a poco, van logrando que se opaque la cohesión social.
Las personas adictas a la negatividad son incapaces de ver el sol a través de sus nubes de tormenta, que solo tienen arriba de su cabeza. Mirando con ese filtro de negatividad, perjudican su sistema emocional y el de los que los escuchan. Solo se
centran en lo que no les gusta, ignorando por completo lo bueno. Al ignorar lo positivo, no tienen conciencia de su existencia y se sienten desafortunados. No les importa su bienestar, solo siguen atrapados en esa obsesión manipulada por su propia mente. Se quejan de todo y basan su discurso en la deslegitimación del Gobierno y de las instituciones, desde una clara postura de desesperanza. Su tendencia a exagerarlo todo distorsiona la verdad y los hace poco fiables.
Respecto al resentimiento, este lo provoca una situación donde está presente la desigualdad, la injusticia, la corrupción, el ejercicio abusivo y discrecional del poder. Para los resentidos sociales es más importante la venganza que cambiar su situación. Están dispuestos a incluso aliarse con su peor enemigo, como lo estamos viendo, con tal de atacar el motivo de su resentimiento. Por eso, los resentidos se victimizan, y desde esa condición rechazan, tengan o no razón, al sistema y a quienes consideran son sus victimarios. El resentimiento lo expresan con todo tipo de rechazos, incluso agresivo, en contra de quien, según ellos, son los responsables de que el país esté como esté. Así, ni pichan, ni cachan, ni dejan batear. No tienen una estrategia clara para regresar a lo que desean.
Y con lo de la “mala leche”, ya estamos hablando de perversidad, de mal carácter, mal genio o malas intenciones. Esto se nota cuando uno ve prisa en criticar, manejo de datos según intereses, engaño en las noticias, etcétera. Y si esto sale de todos lados, gobierno, sociedad y políticos, pocas esperanzas tenemos de salir pronto de nuestras crisis.
* El autor es asesor administrativo, presidente de Tijuana Opina y coordinador de Tijuana en Movimiento.
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