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Mostrando el músculo

La sociedad estadounidense está pasando por los momentos críticos que, la mayoría de las naciones ya hemos experimentado.

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La sociedad estadounidense está pasando por los momentos críticos que, la mayoría de las naciones ya hemos experimentado. Situaciones de enfrentamiento social que provocan caóticas escenas, en las cuales se colisionan los ciudadanos contra las fuerzas del orden. Los sucesos que sufrió el país del norte fueron provocados por el llamado de su presidente, a manifestarse contra la ratificación formal del triunfo de John Biden como su presidente. De manera directa y circunstancial, Donald Trump incitó a sus seguidores a marchar hasta el Capitolio para demostrar la fuerza que tienen. La intención obvia fue el dejar claro que no estaba de acuerdo con los resultados de las elecciones, que reafirmaba con ello que le habían robado votos y que, por eso, reclamaba su triunfo inexistente, por demás.

Aunque muchas personas consideramos que nunca estuvo a la altura del puesto, su actitud grosera y de menosprecio a todo y a todos, lo llevó a considerarse como el único propietario de la Casa Blanca. Sus llamados a luchar contra lo que definió, sin poder comprobarlo, el robo de una elección que le favorecía, entre líneas convocaba a la insurrección y con ello, a la recuperación de la silla presidencial para él. No logró configurar el riesgo que conlleva la convocatoria a una manifestación de carácter político electoral, y sus seguidores, integrados a diversas corrientes políticas -aunque exclusívamente blancos- y con una plataforma programática bien definida, lo rebasaron y tomaron de manera violenta la Casa Blanca.

La gravedad de la situación en que degeneró el movimiento ha llevado al Partido Demócrata a considerar su destitución, propuesta a la que muchos integrantes del Partido Republicano no solo no se oponen, sino que promueven, hasta ahora, de manera discreta pero consistente. El enorme ego y desquiciamiento mental que posiblemente Trump esté experimentando, hacen probable que no llegue a terminar su administración. Las acusaciones de traición a la patria por el llamado entre líneas a la toma del Capitolio; el secuestro que prácticamente sufrieron los legisladores; los destrozos al edificio; los enfrentamientos contra los policías y las muertes acaecidas durante los hechos, posibilitan que se le finquen responsabilidades y pueda ser convicto de delitos que lo lleven a la cárcel.

Donald Trump en sus cuatro años, no logró armar un entramado social que le diera la posibilidad de ser reelecto. Tuvo muchos hechos reprobables, muchas mentiras dichas con una consistencia increíble, que le crearon animadversión entre sus conciudadanos. Sin embargo, también logró más de siete decenas de millones de votos, a su favor, que son los que presume y en los cuales se basa para realizar su movimiento. No obstante, los reprochables sucesos le han costado la desaprobación casi generalizada entre la ciudadanía; la renuncia creciente de funcionarios de primer nivel que le daban soporte; la crítica ferviente de sus contrarios y las declaraciones de personajes internacionales reprueban sus llamados casi a la insurrección. Donald Trump está terminando su administración de la manera más perniciosa posible y está siendo ubicado, desde ahora, entre los expresidentes más negativos de la Unión Americana. Es muy probable que se le obligue a renunciar pues el enojo social es enorme. Puede también terminar tras las rejas. Vale.

*El autor es Lic. En Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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