Los relámpagos de agosto
El título de esta columna, no se refiere precisamente a que en el mes que empieza vaya a haber tormentas eléctricas en nuestro cielo (por lo menos no han sido anunciadas).
El título de esta columna, no se refiere precisamente a que en el mes que empieza vaya a haber tormentas eléctricas en nuestro cielo (por lo menos no han sido anunciadas). A lo que nos referimos es a las tormentas políticas que se avecinan en que nuestro Estado está ya de lleno entrando a la Cuarta Transformación (4T) tan esperada por unos y temida por otros. El primer gran paso ha sido la instalación del XXIII Congreso Legislativo después de 36 años de dominio priista (1953-1989) y 30 de dominio panista (1989-2019) está ahora mayoritariamente por morena y sus compañeros de viaje. Llegando y rompiendo moldes: en lugar de tres períodos de sesiones pasarán a cuatro al año, con lo que trabajarán por diez meses. El informe del actual gobernador será analizado en la glosa correspondiente por ojos muy críticos, y los funcionarios tendrán que responder a interrogatorios nada cómodos como estaban acostumbrados en las comparecencias con sus propios compañeros de partidos. “Cosas veredes amigos...” Por otra parte, empieza el nuevo mes dejando atrás un julio ensangrentado (238 asesinatos, FRONTERA, 02/08/2019) como el mes más violento de nuestra historia. Deberán las autoridades locales, redoblar esfuerzos conjuntos con la Guardia Nacional y fuerzas federales, para devolver la paz a nuestras ciudades. Aunque a decir verdad, de nuestras autoridades estatales, con algunas excepciones, sólo esperamos que ya se vayan. Otro asunto que saca chispas, no porque en realidad sea un problema, ni porque viole la Constitución local ni porque contraríe la voluntad del pueblo (pues el decreto original (2014, XXI Legislatura) jamás fue consultado con nadie y se aprobó a espaldas del pueblo y de los ayuntamientos, como todo lo que acordaron en las XXI y XXII legislaturas, que sólo obedecían las órdenes del gobernador. El famoso decreto que determinaba por esta única vez gubernatura, legislatura y alcaldías de dos años. Contraviniendo el espíritu de la reforma a nivel nacional que además de empatar las elecciones estatales con las federales, trataría de ahorrar millones de pesos al erario, al realizar elecciones sólo cada tres años. Con la reforma al decreto, que no a la Constitución, podrá trabajar el gobierno estatal por cinco años hasta el 2024; claro, si la Suprema Corte lo sostiene. Ya veremos. Otro gran relámpago: la falta del pago de julio, a maestros y burócratas jubilados del gobierno del Estado (Kiko queda mal nuevamente). Por último los que sí sacan fuertes chispas, son los encontronazos que se dan las comisiones de recepción y entrega de la administración municipal, que a diferencia de los otros cuatro municipios que trabajan en concordia, las de Tijuana, que empezaron tardíamente (apenas el 29 de julio) sin la presencia del alcalde saliente, tendrán sólo cuatro reuniones para aclarar todo el berenjenal de documentos y situaciones. Esperemos que todo termine con bien, para beneficio de Tijuana.
* El autor es catedrático de la Universidad de Tijuana, Cronista de la ciudad.
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