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Los alemanes en Mexicali

La comunidad alemana en Baja California en general y en Mexicali en particular apareció a partir de finales del siglo XIX en la región.

La comunidad alemana en Baja California en general y en Mexicali en particular apareció a partir de finales del siglo XIX en la región. Como los españoles, franceses e italianos, los alemanes de dedicaron, principalmente, al comercio en pequeño, a la industria minera y, ya en el siglo XX, se incorporaron a la sociedad fronteriza como profesionistas de sus respectivos saberes. En Mexicali, aun siendo tan pocos, destacaron dos de ellos: Otto Möller, comerciante que llegó a ser presidente municipal de Mexicali en 1922, y Adolfo Bindher, químico cervecero que convirtió a la cerveza Mexicali en una cerveza de marca mundial. El primero se hizo famoso cuando presidió, en su propia casa, la ceremonia de casamiento de Rodolfo Valentino, el célebre actor de cine mudo, con la bailarina rusa Natasha Rambova en 1922. La foto de esa boda es una de las imágenes emblemáticas de la historia gráfica de nuestra ciudad.

Un año más tarde, en 1923, se inauguró la cervecería de Mexicali para dar abasto a la creciente demanda de esta bebida ante la llegada de miles de turistas que saciaban su sed en Mexicali, mientras la prohibición de bebidas alcohólicas estaba en su apogeo en los Estados Unidos. Pronto la cerveza Mexicali se volvió el símbolo espumoso de la frontera como lugar abierto, cordial y tolerante. Y cuando la prohibición se terminó en 1933, la cerveza Mexicali conquistó el mercado mundial con su sabor distintivo. Su éxito no fue por un golpe publicitario sino por la calidad de su fórmula y la excelencia de su procesamiento. Y el genio detrás de esa fórmula y esa excelencia no fue otro que el químico alemán Adolfo Bindher. Todos reconocían su labor, de tal forma que, cuando en la Segunda Guerra Mundial el gobierno mexicano ordenó recluir a todos los ciudadanos alemanes en el interior del país, el único que fue dispensado y permaneció en Mexicali, por pedido de todos los sectores de la ciudad, fue don Adolfo.

Pero no todos los alemanes tuvieron la misma suerte. Muchos de ellos eran simpatizantes nazis y se hablaba de que usaban radios de onda corta para comunicarse con Berlín y que espiaban los movimientos de tropas de nuestro vecino del norte. Hace poco, el periodista Oswaldo Rivas de Telemundo, reportó el descubrimiento de una tumba con el símbolo de la esvástica nazi en un panteón antiguo de Mexicali. Se olvida, sin embargo, lo importante: entre 1933, con la llegada de Adolfo Hitler al poder en Alemania, por nuestra ciudad pasaron cientos sino es que miles de judíos alemanes y refugiados políticos que venían huyendo de la dictadura nazi. Algunos se quedaron a residir en nuestra entidad, pero la mayoría buscaban pasar a los Estados Unidos y no verse obligados a regresar a su país de origen, donde serían seguramente asesinados por quienes usaban la esvástica para sentirse superiores al resto de la humanidad. Recomiendo una película, con las actuaciones de Charles Boyer y Olivia de Havilland, que trata esa experiencia: Hold Back the Dawn (1941), escrita por un judío alemán que pasó meses viviendo en Mexicali mientras tramitaba su visa para trabajar en Hollywood. Su nombre era Billy Wilder, el futuro director de cine que hizo de Marilyn Monroe la estrella más famosa de su tiempo.

Eso, también hay que recordarlo cuando se habla de los alemanes en Mexicali. Seguro hubo muchos de estos alemanes que, pensándose idiotamente de sangre pura, se sentían orgullosos de un gobierno dictatorial que ponía de rodillas a las principales potencias de su época, pero muchos de los alemanes que llegaron a Mexicali también eran las víctimas de esa tiranía asesina: los que prefirieron perder su patria a morir en los campos de exterminio porque eran judíos, demócratas o disidentes, los que trabajaron duramente para sobrevivir lejos de casa hasta que pudieran regresar a la tierra que era igualmente suya. Mexicali sólo les abrió las puertas, les ofreció refugio, les dio santuario cuando en otras partes del mundo se les perseguía con saña, se les encerraba con encono. ¡Qué bueno que en este siglo XXI la gente ya no pasa por cosas tan terribles como esas! ¿No creen?

* El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

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