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Líbranos del mal

En los últimos tiempos, hemos estado viviendo en sociedades en donde es mayor el egoísmo que la solidaridad; que es más importante el bienestar personal, que el colectivo.

En los últimos tiempos, hemos estado viviendo en sociedades en donde es mayor el egoísmo que la solidaridad; que es más importante el bienestar personal, que el colectivo. Lo vemos y palpamos en las comunidades en donde cada cual ve por sus intereses, en donde es difícil unir a las familias y a los vecinos, porque no se pueden poner de acuerdo. El resultado es que tenemos sociedades desarticuladas, en donde no cabe la espiritualidad y se acoplan muy bien las luchas de clases y el crimen organizado. En México los malos siguen haciendo de las suyas, nos desinforman a todos y nos aterrorizan.

¿Quiénes son los malos? Los corruptos, los impunes, los criminales, los narcotraficantes, y todos sus secuaces dentro y fuera del gobierno, que les hacen el caldo gordo. A estos, hay que sumarles las hordas de bobos que navegan en internet, escandalizándose de lo que les inventan; y que en lugar de hacer algo para arreglar las situaciones, se ponen a distribuir la propaganda falsa, ajena, exagerada y tergiversada, sin la responsabilidad de verificar si es cierta o no. La ignorancia y la mala fe, son otros de los factores que nos hacen mucho daño. Recordemos, y más hoy en Semana Santa, que tanto los pecados como los delitos y faltas, son de palabra, obra u omisión. Nadie queda libre de esta sentencia. Menos los que se hacen los tontos, que suman otra agravante a su escasa dignidad y deficiente formación cívica y moral.

Y, por si fuera poco, nos cae una maldita plaga a toda la humanidad (Si, a toda, aunque unos digan, por intereses tontos, que solo es en México). Eso nos pone casi sin refugio en el vórtice de un remolino social, que revuelve todo y nos complica la existencia, en dónde no contamos ya con la esperanza de una vecindad comprensiva, porque alguien nos ha puesto a todos contra todos. En dónde tuvimos que olvidarnos momentáneamente del desarrollo. En dónde los esfuerzos se tendrán que triplicar para conseguir un mejoramiento de empleos, salarios y seguridad. Y en lugar de que la mayoría estemos viendo cómo arreglar las cosas, los perversos y la política nos hacen enfrentarnos para no poder ponernos de acuerdo y sacar todo adelante. Hoy, mientras unos trabajan para demostrar que su transformación es la buena; otros trabajan para decirnos lo contrario, esperando que se nos haya borrado la memoria de lo que hicieron.

Hoy por hoy, gracias a las truculencias de los malos, nuestra espera de solidaridad, justicia y bien común, puede prolongarse, si no nos ponemos alertas. Se vienen las campañas políticas y deberemos de estar prevenidos contra los cantos de las sirenas que nos llaman, no a salvar a la patria, sino solo a quitar a alguien del poder, para ponerse ellos. Exactamente como sucede cada seis años.

Es decir, lo malo es que estamos mal y en la mira de muchos malos. Lo bueno es que como siempre, vuelve a estar todo en nuestras manos. Nosotros decidimos.

*El autor es consultor en participación ciudadana, desarrollo social y cultura de la legalidad.

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