Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

Lenguaje inclusivo en cuanto al género en las Universidades: De ‘Por la Realización Plena del Hombre’ a ‘Por la Realización Plena del Ser’.

De acuerdo con las Naciones Unidas se entiende por “lenguaje inclusivo en cuanto al género” a la manera de expresarse oralmente y por escrito sin discriminar a un sexo, género social o identidad de género en particular y sin perpetuar estereotipos de género.

De acuerdo con las Naciones Unidas se entiende por “lenguaje inclusivo en cuanto al género” a la manera de expresarse oralmente y por escrito sin discriminar a un sexo, género social o identidad de género en particular y sin perpetuar estereotipos de género. Esta discusión resulta relevante ya que el lenguaje es uno de los factores clave que determinan actitudes sociales y culturales, así como la forma en la que nos relacionamos. Por ello, emplear un lenguaje inclusivo es una forma relevante de combatir la desigualdad tan arraigada en nuestra cultura y tradiciones.

Sabine Sczesny, Magda Formanowics y Franziska Moser investigadoras del departamento de psicología de la Universidad de Berna en Suiza establecen en un artículo publicado en Frontiers in Psycology que existen tres tipos de lenguajes: lenguajes gramaticales de género, lenguajes naturales de género y lenguajes sin género. La forma en la que el género es codificado en el lenguaje puede estar asociada con la igualdad de género en una sociedad particular. Esta hipótesis fue probada en 111 países con diferentes sistemas de lenguaje, controlando por factores geográficos, religiosos, políticos, y de diferentes niveles de desarrollo.

Los hallazgos de la investigación fueron presentados en el Índice Global de la Brecha de Género del World Economic Forum y se encontró que los países con lenguaje gramatical de género, es decir donde no se diferencian pronombres ni sustantivos, presentaban menores niveles de igualdad social de género. Esto sugiere que una mayor visibilidad de las asimetrías de género en el lenguaje es acompañada de desigualdades sociales de género. La investigación revela de forma consistente que los genéricos masculinos evocan un sesgo masculino en la representación mental y hacen que los lectores o escuchas piensen más en un hombre que en una mujer para ejemplificar categorías.

El lenguaje justo de género (Gender-fair language) ayuda a reducir la discrimina ción y los estereotipos. Por ello, es importante tener políticas de lenguaje que incidan en la conducta individual del lenguaje. La política debe descansar en dos estrategias principales para lograr un lenguaje justo de género o que nos acerque a este: la neutralización y la feminización. Es por ello, que la propuesta del Rector Daniel Valdez de cambiar el lema de nuestra máxima casa de estudios no es un asunto menor.

En este caso se está pasando de un lema masculino: “Por la realización plena del hombre” a un lema neutro: “Por la realización plena del ser”. Lo anterior sin importar de que el lema que data de 1963 obedezca a otro contexto y que la intención del autor Miguel Gárate Velarde se refiera a hombre como especie humana. El objetivo del presente espacio es no sólo justificar, sino justipreciar que el cambio de lema va en la dirección adecuada para disminuir la brecha de género, así como se están cambiando en los trámites académicos y títulos universitarios el concepto de “Licenciado en…” por “Licenciatura en…”.

El lenguaje inclusivo nos corresponde a todos y es por ello, por lo que es importante este avance que siempre tendrá sus detractores y aquellas personas que piensen distinto, pero sólo de esa manera podremos incidir en la forma de pensar y en el cambio de cultura. Y para ello quiero terminar con un ejemplo que ya he comentado en una nota anterior: al preguntar a mis alumnas y alumnos que están estudiando una licenciatura, si estaban seguros de que era lo que querían estudiar, más de alguna estudiante por semestre ha manifestado que deseaba estudiar una ingeniería y sus padres le dijeron que era una carrera de hombres y no para mujeres, por lo que optaron por estudiar licenciatura y no ingeniería, ¡esto en una ciudad cosmopolita como Tijuana, en pleno siglo XXI!

*- El autor es director de la Facultad de Contaduría y Administración de la UABC, Doctor en Economía por la UABC con maestría en Desarrollo Regional por el Colegio de la Frontera Norte.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados