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La inminente crisis

Estamos como cuando inició la pandemia.

Estamos como cuando inició la pandemia. Ya sabíamos podría haber una pandemia por un nuevo coronavirus en humanos y hasta que nos llegó pudimos apreciar la gravedad del asunto, en semanas. Con la economía y la estabilidad mundial estamos en las mismas, sabemos que viene una crisis grave, no sabemos cuándo y cuánto. Pero de que viene un inquietante invierno no hay duda. Muy probablemente veremos en Europa cortes de electricidad en medio del hielo. La crisis alimentaria puede llegar a niveles inimaginables. Como naciones somos tantos y tan distintos, que nos hace a todos frágiles. Cada quien vela por su país, nunca se había visto en la historia moderna la ausencia de internacionalismo. Dime qué clima tienes y con cuanta energía cuentas, y te diré lo que te espera en los siguientes meses. Nunca imaginé que hubiera un momento en el que quisiera decir, qué bueno que no vivo en Europa. Es contagiosa la ansiedad de los expertos, a gritos nos dicen que viene un malestar global a menos de que hubiera un cese a la guerra y a los intereses que la mantienen. A río revuelto ganancia de pescadores. Resulta que estamos asociados económicamente con el mayor pescador. La fortaleza del dólar tamtías bién es la nuestra, sin dejar de reconocer que las políticas económicas de este gobierno son asombrosas, considerando las circunstancias. Sin embargo, nos puede llegar la ola, la inflacionaria ya la tenemos encima. Como si se tratara de un desastre natural mayúsculo y global, así cada país se rasca con sus uñas. La solución de la corrupción de los altos mandos y el hecho de que México es realmente un cuerno de la abundancia (diría Abel Quezada, Dios compensó tanta riqueza poniendo mexicanos), son motivos que nos dan cierta autonomía. Si no sucede un milagro puede haber un descontento social nunca visto en Europa, el pueblo en la calle demandando abrigo y alimento. Bajo el entendido de que se trata de países ricos sin experiencia en convivir con carencias, no tienen los recursos sociales para sobrellevar una pérdida del confort. Podría ser que experimentaran lo que Cuba y Venezuela viven constantemente al interrumpirse la energía. Podría ser que el invierno haga ganar a Rusia, como contra Napoleón o Hitler. El pueblo ruso, como el israelí, tienen una fobia con la idea de ser desparecidos del mapa, Putin está convencido de que su misión es salvar a la querida mamá Rusia, para eso tiene tantas bombas nucleares, ni quien se atreva. Dicho sea de paso, la rusofobia es ancestral, nunca como hoy, ni siquiera en la era soviética. El atentado al Nord Stream y la anexión formal son los eventos más recientes, ¿Qué nos espera?

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