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La hora de la verdad

Diciembre será la prueba de fuego, la prueba final ante la pandemia.

Diciembre será la prueba de fuego, la prueba final ante la pandemia. Más que las medidas sanitarias o el clima, es la conducta social la responsable de que este mes sea, o no, el inicio de la última gran ola de muertes prevenibles.

Ya no quiero escribir sobre esto, pero no puedo evitarlo. Ver que mes con mes aumenta la cantidad de casos Covid a tu alrededor no parece amedrentar a una ciudad fatigada.

La presión del capital y las limitaciones gubernamentales obligan a mantener actividades no esenciales, eso no justifica no se sigan las directrices de la Secretaria de Salud. Sobre advertencia no hay engaño, me parece que el secretario de salud Dr. Pérez Rico está siendo muy claro.

Nos advierte que en un mes se duplicaron los pacientes intubados en el estado, que falta disminuir la movilidad y mantener la distancia.

Veo cada vez más frecuentes casos Covid familiares, varios miembros contagiados, a veces con alguno grave o muerto. Veo familias con estrés post traumático ante la culpa compartida que impide un duelo, pero también familias que ven con cierta naturalidad que haya muerto un miembro por Covid en un contagio familiar.

Como en una novela de Agatha Christie, todos se miran preguntándose quién es el responsable, pero con resignación. Celebro esta resignación ante la muerte, pero no ante la prevención de la misma.

La suma del alivio de las inminentes vacunas, la idea de que es diciembre y toca celebrar, la necesidad comercial, y de la fe, activarán más cadenas de contagio y harán un enero y febrero celebrando vacunas y funerales simultáneamente.

La confianza de la recta final nos puede hacer perder piso, este mes es muy fértil para ello. Pienso que tiene sentido no imponer por la fuerza ni una medida sanitaria, pero ante la emergencia podría ser absolutamente necesario.

Si en San Diego hay toque de queda qué hace pensar que aquí no. Prohibir la movilidad el 24 y el 31 podría ser necesario, dependerá de la conducta social las próximas cuatro semanas.

Podría haber estrictas revisiones para identificar alcohol, y en esta ocasión a asistentes de reuniones, espero equivocarme y no sea tan grave la situación, pero si se repite y aumenta el crecimiento de intubados habrá colapso hospitalario y más muertes.

Además, un mes más en donde no se cuentan los muertos por falta de identificación o de atención a alguna enfermedad, sobre todo quirúrgica y de emergencias, son daños colaterales de personas a las que no les tocaba morir porque había tratamiento, pero no tenían la oferta de atención por el estrangulamiento Covid.

Es ahora o nunca, la historia nos juzgará.

*- El autor es psiquiatra y ejerce en Tijuana.

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