Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

La dicha de la madre

El Día de las Madres es celebrado de maneras muy distintas en el mundo, son singulares a las etnias... 

El Día de las Madres es celebrado de maneras muy distintas en el mundo, son singulares a las etnias, son características de la manera de conceptualizar a la madre o a la maternidad. Los mexicanos cantamos buenas rancheras a la madre.

Somos un país muy edípico, el significante “madre” está presente en muchas expresiones de nuestra forma de hablar. La maternidad siempre ha sido objeto de representación en las culturas, la nuestra es muy mariana.

El modelo católico de la devoción a la madre de Dios nos impulsa a tratarlas como diosas por un día al año. Usualmente el día de la madre es para la mexicana un día ocupado con actividades escolares y hogareñas que las dejan exhaustas. Existe la versión consentidora de “hoy no haces nada”, ese es su regalo. Suele haber más de una madre por familia, a veces es un dilema.

Triste día este año, tantas abuelas, mujeres adultas mayores que perecieron en esta pandemia, hubo terribles semanas. Cuánto luto en las familias. Murieron más hombres, más madres adultas mayores que enviudaron. En ocasiones es una tía o alguien cercano quien ocupa la función materna en la vida de un individuo. La mujer que te parió y la que te educó pueden ser distintas.

Freud hubiera quedado encantado si hubiera tenido oportunidad de estudiar el lugar de la madre en México. Mayo, dedicado a la Virgen, la purísima inmaculada, la libre del pecado original. La adoración católica a la madre de Dios Jesucristo puede ser la devoción dominante, y moldeadora de la santidad asociada a la maternidad. Hoy no hay malas mamás, todos celebramos.

Claro, para aquellos que la tienen viva o presente, el vacío de madre es una fuerte experiencia para el resto de la vida. El día de la madre es de nostalgia o de festividad. Hace un siglo el periódico Excelsior fijó este día, aparentemente para apagar manifestaciones feministas en Puebla.

La dicha de la madre también es destino de la preocupación por el hijo. Puede ser una experiencia tan diferente como ser madre de un psicópata o, todo lo contrario. Las madres entienden bien esto, algunas sufren, otras gozan. Es muy nuestro celebrar este día y compartir la mesa consintiendo a la mamá o mamás.

Es probable que las madres sea el grupo que más está padeciendo la época pandémica. Ni qué decir de la gran cantidad de madres trabajadoras, ser madre implica una sobre explotación que la cultura aún no ha resuelto.

Algunas madres han recuperado con la vacuna la posibilidad de celebrar el día con las medidas sanitarias sensatas, un grupo cercano y frecuente podrá reunirse sabiendo que no significará la muerte de una madre. Algunas madres vacunadas se animarán a abrazar de nuevo.

*- El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

En esta nota