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La culpa es de los mexicanos

Resulta por demás desesperante observar cada día como la pandemia no cede en nuestro país.

Resulta por demás desesperante observar cada día como la pandemia no cede en nuestro país. Por mas que nuestras autoridades sanitarias insisten desde hace meses que se ha “domado” a la pandemia, las maquilladas estadísticas oficiales chocan con la cruda realidad. Estos fríos números nos colocan de frente a gran una tragedia que poco a como se viene redimensionando con los números de campo recabados por el INEGI que nos hacen saber, que el número de muertos sería mucho mayor a los reportados oficialmente.

Cuando la opinión pública y redes sociales se encuentran confrontadas discutiendo sobre las escasas vacunas disponibles y la efectividad de la vacuna rusa, miles de familias mexicana viven un calvario para encontrar tanques y oxígeno para sus enfermos que no encontraron espacio en las instituciones de salud. De encontrar los tanques y el oxígeno requerido, muchos de estos pagarán altos y abusivos precios cos con la esperanza de lograr salvar a sus familiares. No puede ser que la discusión verse en la vacuna, cuando no podemos siquiera proveer de oxígeno suficiente a los hospitales y familias de México.

Es obvio que casi ningún país estaba preparado para una pandemia como ésta, pero nuestro país la ha pasado mas mal que la mayoría.

Algunos opinólogos no hacen más que culpar al gobierno federal por la tragedia, pero nuestras autoridades insisten en simplemente culpar a los mexicanos. Hiper tensión, sobre peso, diabetes y otros males que sufre gran parte de nuestra población, son mencionados por el Dr. López Gatell como los verdaderos causantes de la tragedia nacional. La verdad no tengo los conocimientos o las credenciales para valorar este juicio, pero al observar las medidas tomadas por otros países buscando mitigar los efectos de esta pandemia, me queda claro que se pudo hacer más. Es verdaderamente lamentable la insistencia de los responsables de nuestro país, en no poner el ejemplo aplicando en sí mismos los protocolos básicos para evitar la propagación del virus con algo tan simple como el uso de cubre bocas. No fue ninguna sorpresa enterarnos este pasado fin de semana que el mismo señor presidente se contagió de COVID-19, dejando entre muchos que tuvieron contacto con él los días previos, la duda de estar también contagiados ya que raramente utiliza el cubre bocas.

Espero de corazón que nuestro presidente se recupere pronto de esta enfermedad, y que a partir de su vuelta a las mañaneras y a sus giras, sea un poco más empático con nuestra situación. Su popularidad que no cede a pesar de los pesares y el buen ejemplo que podría darnos a los mexicanos siguiendo estrictamente los protocolos sanitarios, sin duda podrían ayudar muchísimo a que nuestro comportamiento sea mejor y mas adecuado ante los riesgos de la pandemia. Quizá sea ingenuo en pensar que un hombre tan obstinado como él podría cambiar, pero tengo fe de que siempre existe una esperanza de cambiar. Esperemos que sí.

* El autor es arquitecto tijuanense, pro ciudades compactas.

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