La corrupción en el Ayuntamiento de Tijuana
<span style="background:white"><span style="font-variant-ligatures:normal; text-align:start; -webkit-text-stroke-width:0px"><span style="font-variant-caps:normal"><span style="orphans:2"><span style="widows:2"><span style="text-decoration-style:initial"><span style="text-decoration-color:initial"><span style="float:none"><span style="word-spacing:0px">Está bien fácil: en un mes más sabremos si de verdad hay un compromiso frontal para eliminar la corrupción municipal que está desbordada en la actual administración, pero que siempre ha existido no importando el nombre del Presidente Municipal y del partido político que represente.</span></span></span></span></span></span></span></span></span>
Está bien fácil: en un mes más sabremos si de verdad hay un compromiso frontal para eliminar la corrupción municipal que está desbordada en la actual administración, pero que siempre ha existido no importando el nombre del Presidente Municipal y del partido político que represente.
A muchos son sorprendió aquel anuncio del Dr. Jorge Aztiazarán, Alcalde de la ciudad, cuando dijo en el 2014 que estaba siendo extorsionado por el Sindico Municipal para “compartir” los 80 millones de dólares que estimaba seria el tamaño del pastel de corrupción en el trienio. ¡80 millones de dólares! Intente visualizar tanto dinero junto.
Se preguntarán de dónde salen esas cantidades tan exorbitantes y en lo general, se los detallo.
De la operación de una de 18 concesionarias del transporte público municipal nos enteramos que le “pagan” al regidor de transporte, un poco mas de $200 mil dólares anuales de una sola compañía. Imagine el monto de todas las concesionarias durante 3 años. ¿Para qué es ese dinero? Pues para dejarlos operar sin una verdadera supervisión. En otras palabras, para que sigan ofreciendo ese cochinero de unidades y no ser molestados con unidades sin registrar, hacerse de la vista gorda con chóferes sin licencia y cometiendo infracciones y en general, para no dejar operar un transporte moderno que tanto necesita la ciudad. Claro, ese “costo de operación” ya está incluido en la tarifa que pagamos.
Luego está el dinero que mandan los empresarios a la Secretaria General de Gobierno y la Dirección de “Inspección y Vigilancia” (vaya paradoja) para dejar que bares, cantinas, congales y otros establecimientos similares operen 24 horas (o casi) al día.
Conozco dueños de bares en la Zona Norte y la Delegación La Mesa que mínimo les “cuesta” desde diez mil y hasta $50 mil dólares al mes que “no los molesten”. Todo porque no hay permisos para table dance para estar abiertos 24/7 o el permiso con el que venden alcohol los bares, los obliga a cerrar a las 2 o 3 am y pues ¡la gente queremos irnos a las 5 am!. Todo un nido de corrupción.
Hay raterías también con el “control” (de alguna manera hay que decirlo) del comercio ambulante y los mercados sobre ruedas. Ahí la cosa es mas “tranquila” porque los líderes piden mínimo $1000 pesos por cabeza para “aceitar” a funcionarios municipales para que los dejen comerciar sin cumplir las reglas, como que solo debe haber permisos para discapacitados o personas de la tercera edad, instalarse en lugares prohibidos o permitir mercancía de dudosa procedencia.
También tenemos casos de corrupción en los permisos de construcción y otros de control urbano, que permiten obtener licencias en lugares no permitidos en la carta urbana sobre usos de suelo. Hay muchas historias truculentas de constructores y desarrolladores al respecto.
Todo lo anterior es, faltaba mas, sin afectar las finanzas municipales ya que ninguna de estas maneras de robar involucra el presupuesto, por eso ahí hay otra fuente de corrupción: pedirle a contratistas de obras, comerciantes de productos y prestadores de servicios que emitan facturas con montos mayores en un 10,15 y hasta 25% por encima de su valor real, que termina en las manos del oficial mayor, el tesorero o el titular de la oficina mas refrigerada del Palacio Municipal. Ahí se incluye los servicios profesionales (como los muchos que “contrató” esta administración) para hacer evaluaciones o proyectos de comunicación ó asesorías de gestión o el nombre de servicios que se les ocurra.
Estoy consciente que no enumero todas las fuentes de corrupción en el Ayuntamiento de Tijuana, pero ya puede darse usted una idea de lo podrido que están las estructuras gubernamentales en este tema tan delicado.
Total, que parece que las autoridades siempre están pensando en cómo se joda nuestra ciudad con tal de que funcionarios, hijos de funcionarios y compadres, reciban beneficios económicos pero sin ejercer la legalidad y orden necesario para que el municipio opere.
Por eso digo que es bien fácil saber, cuando tome posesión la administración de Don Arturo González, si realmente van a trabajar en beneficio de Tijuana o seguirán tolerando (o recibiendo el dinero a manos llenas, que es lo mismo) la flagrante corrupción que se ha dado por tanto tiempo.
Estemos atentos. De eso depende una ciudad como la quisiéramos ver pero no tenemos.
* El autor es empresario, turistólogo y un enamorado de su ciudad.
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