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La caída de inversión pega a niveles de ocupación

La realidad nos está alcanzando y las cifras proporcionados por el INEGI, respecto a crecimiento económico de México para el 2019, nos muestra una tasa cercana al cero, es decir no tuvimos crecimiento, no obstante la negativa de las autoridades de reconocerlo.

La realidad nos está alcanzando y las cifras proporcionados por el INEGI, respecto a crecimiento económico de México para el 2019, nos muestra una tasa cercana al cero, es decir no tuvimos crecimiento, no obstante la negativa de las autoridades de reconocerlo.

Esta caída en el crecimiento nos explica por qué los niveles de ocupación están bajando y de no corregirse el ritmo, la desocupación o desempleo será un problema en el presente año. Ese es un riesgo que no debemos jugarnos, pero para evitarlo se requieren la implementación de políticas públicas que promuevan inversión productiva, no inversión en gastos social, ni gasto suntuoso o de operación.

El IMSS, da a publicar cifras donde se señala que si bien es cierto hubo un mayor incremento en las afiliaciones a principios de año, es decir la creación de empleos formales, también es cierto que en los últimos cuatro meses del año anterior, se dieron más bajas quedando un resultado neto que evidencia que durante 2019 solo se crearon 382,210 nuevos empleos. Es decir tuvimos un Déficit de 717,790 puestos de trabajo para ocupar a la población joven que busca oportunidades de empleo y se integra a la PEA.

Uno de los pilares fundamentales para crear empleos y promover el crecimiento de la economía es la inversión, y en el último año la inversión tanto pública como privada ha venido decreciendo. La inversión fija bruta en 2019 según cifras de INEGI, disminuyó en un 8.7 por ciento respecto al año 2018. Cabe destacar que la que mayor aportación ha tenido al crecimiento es la inversión privada que el 2019, solo representó el 18 por ciento del PIB, mientras que el año anterior representó el 22.5 por ciento del PIB.

Esos niveles de inversión no nos garantizan tasas de crecimiento mayores, para poder crecer por arriba del 3 por ciento como se ha venido mencionando, debemos tener una inversión privada que represente el 35 por ciento del PIB mínimamente.

Una caída de la inversión, representa menores oportunidades de empleo, menores ingresos y por lo tanto menor consumo o gasto de la población, lo que se ve reflejado en el consumo privado. Cuando se incrementa el desempleo, es decir la oferta de mano de obra es menor a las oportunidades de empleo, la presión sobre los salarios es a la baja y disminuyen las expectativas de mejoras laborales, con la consecuente precarización del salario.

Los gobiernos deben crear un ambiente propicio para la inversión, deben crear condiciones para que se generen empleos de calidad, porque en el tema laboral, no es únicamente que se creen empleos, también es importante la calidad del empleo que garantice niveles adecuados de salario, por lo que debemos ser promotores de la inversión de alto nivel tecnológico que demande mayor calidad de mano de obra y trabajar para poder generar mano de obra de calidad, con buenos niveles de remuneración.

Esta tendencia de disminución de la inversión se debe de frenar y solo puede hacerse con políticas públicas que la incentiven, y para ello hay que dar certidumbre y utilizar mecanismos y políticas públicas que la fomenten y faciliten.

Establecer canales de comunicación que permitan construir puentes para hacer que llegue la inversión a las regiones y sectores de economía que generen empleos. Fomentar y facilitar la creación de inversiones a las pequeñas y medianas empresas que son muy funcionales a la generación de empleo para ocupar mano de obra local y convertirlas en proveedoras de las empresas foráneas que se asientan en la zona.

Esta ha sido desde hace muchos años una demanda de los industriales nacionales para incrementar el contenido local, regional o nacional a los productos manufacturados en la zona para su exportación a través de las Industrias exportadoras.

Todos los sectores sociales debemos contribuir al entendimiento y abandonar abonarle a la unidad para adoptar políticas de desarrollo, privilegiando el interés del país y del estado, evitando el denostar y enfrentar al sector empresarial. Es tiempo de construir, no de dividir, escuchemos a los diferentes actores de la vida económica del país y del estado y trabajemos juntos para poder crecer con solidez.

* El autor es economista de profesión, fue presidente del Colegio Estatal de Economistas y vicepresidente del Colegio Nacional de Economistas.

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