Insolentes bis
Por el derecho a la libertad de expresión.
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El Congreso del Estado, en su afán por quedar bien con Bonilla votó, casi unánimemente, la modificación del período de 2 a 5 años para la gubernatura, pasando por la decisión de miles de bajacalifornianos. De esta manera se erigieron en un ente con mayor poder que el electorado. Con cara sonriente y paso tranquilo fueron depositando su papeleta en la urna, aunque la ley les obligaba a votar nominalmente y en voz alta, porque se estaba modificando la Constitución Política de Baja California. No era cualquier ley, sino el Ente Legal Supremo que nos rige. Lo extraordinario de este asunto es que, al final de cuentas, sólo una persona es directamente beneficiada con esta actitud gandalla y vil: El Gobernador Electo. El alegato genial de quienes han estado defendiendo esta acción inconstitucional y ajena a la determinación de la gente, es que estaban pensando en el beneficio general de la población.
Por su parte Jaime Bonilla Valdez dice que es una decisión que no atenta contra la democracia porque fue tomada por quienes representan a la entidad, pero no dice que para modificar la constitución debieron haber informado de manera amplia a la población -por medio de foros de consulta, simposio, discusiones extensas etc.- los motivos, los beneficios y el fin que se buscaba al hacerlo. Sin embargo, de manera oscura sin abrir el orden del día para su discusión, con la dispensa del trámite de su lectura -y quién sabe cuántos hechos ilegales más se produjeron- llevaron a cabo este atentado contra la democracia.
El alegato de Bonilla de que los diputados pensaron en lo que más le convenía al estado está totalmente fuera del escenario. En toda la administración de la XXII Legislatura se les ha exigido que investiguen a exfuncionarios corruptos, cuyas solicitudes fueron presentadas en tiempo y forma, sin que les hayan prestado atención. Pero ahora resulta que en este aspecto nuestros heroicos diputadetes votan para que se incremente el período y eso es bueno para todos. Qué casualidad ¿Verdad?
El posicionamiento de Bonilla Valdez asegurando que él no está detrás de esta situación resulta ridículo, cuando él es el único beneficiario inmediato. Aceptando, sin conceder, que vaya a ser un excelente gobernador, esto no le da derecho a modificar las leyes a su antojo y en su beneficio personal. Nuestra Constitución representa la base de nuestras relaciones sociales y establece las conductas legales que debemos asumir para vivir en sociedad. Si la reforma es ilegal en principio, entonces debe de ser eliminada. Como esto ya lo entendieron las diputadetes, y la lumbre les está llegando a los aparejos, ahora, sin recular, le dejarán la papa caliente a la nueva legislatura. No solo fueron insolentes con el electorado, sino que son unos cobardes que tienen miedo de ser consistentes con la ilegalidad cometida. Mientras tanto, Bonilla antes de iniciar su administración ya nos está mostrando el tipo de gobierno que tendrá: Uno que modifique las leyes para evitar escollos y gobernar sin obstáculos. Vale.
* El autor es Lic. En Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC
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