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Iguala: Noche de cuchillos largos

El gesto criminal del régimen autoritario en México quedó manifiesto, por su proceder y consecuencias, a partir de la presidencia de Porfirio Díaz inspirador de la tétrica orden “mátenlos en caliente”.

El gesto criminal del régimen autoritario en México quedó manifiesto, por su proceder y consecuencias, a partir de la presidencia de Porfirio Díaz inspirador de la tétrica orden “mátenlos en caliente”. Macabro ¡preparen, apunten, fuego! utilizado por la tiranía para silenciar a todo supuesto o real enemigo caído en desgracia y, por tanto, merecedor de morder el polvo al margen de cualquier juicio legal o ético ya que la especie de Santo Oficio del Porfiriano matasiete contó con libertad, impunidad y desquite en obediencia de la mafia del poder y la cobarde dictadura.
La lección puesta en práctica por los porfiristas posteriores (carrancistas, obregonista y callistas) no se hizo esperar ya que durante el fragor del conflicto armado revolucionario como después del mismo, el ajuste de cuentas entre aliados y con mayor encono entre antagónicos se resolvieron a plomazos, sangre y traiciones hasta prácticamente dejar el campo libre a la pandilla tricolor misma que, ya con la sartén por el mango, hizo del uso brutal la mecánica manera de imponer sus afanes económicos y políticos en desprecio a las libertades ciudadanas y desmedido saqueo en beneficio de la gran burguesía antinacional aliada del capital extranjero.
No existe argumento válido cuando más allá del enajenante aparato ideológico montado (iglesias, medios de comunicación, escuelas, sindicatos, etcétera), el régimen ha utilizado y volcado sobre los inconformes la fuerza disponible (ejército, policías, paramilitares, jueces, cárceles) como hiriente puñetazo que aplasta cualquier inconformidad en gracia de los poderosos que, de acuerdo a lo preventivo, ha dejado terribles testimonios de muertos, torturados, desaparecidos u hostigados en intimidación de quienes se revelen: la masacre de Tlatelolco este 2 de octubre de 1968 es un capítulo más de la “paz” derrochada por el sistema panteonero.
En este mes de septiembre se cumplen 5 años del abominable, fatídico episodio donde 43 estudiante de la Normal Rural de Ayotzinapa fueron emboscados, tiroteados, heridos y secuestrados por narcotraficantes confabulados con policías federales, estatales, municipales y soldados del ejército. Un crimen de Estado encubierto a través de la maquinaria institucional (Ejecutivo, Procuraduría, jueces, investigadores y anexos) mismos que durante un lustro apilaron cientos de miles de testimonios y confesiones conteniendo pliegos y pliegos sobre lo explorado y hallado (pero) sin ubicar el destino de las víctimas, móvil del atentado, detención de los delincuentes directos y autoridades involucradas.
Precisamente la tendencia y materialización del criminal conduce, del aplastamiento de los mineros de Cananea, a los colgados durante la rebelión cristera pasando por la devastación indígena, campesina, obrera o estudiantil hasta rematar con la guerra sucia librada contra el movimiento guerrillero, por subrayar algunos, los que sin afanes comparativos; resumen el agravio de Iguala porque,  mas allá de la agresión consumada, el proceder del Estado y su gobierno asesino a tratado el caso de los normalistas por medio de sesgos y múltiples mentiras que a lo largo de 5 años impiden no castigar a los culpables intelectuales y materiales del crimen cometido sino, brindar inmunidad a los infractores.

* El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

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