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¿Hacia dónde vamos?

Piense cómo era el mundo en 2015, era un lugar completamente distinto a 2021. Cinco años parecen poco, pero ha pasado una vida desde entonces: Trump, Brexit, AMLO, COVID.

Piense cómo era el mundo en 2015, era un lugar completamente distinto a 2021. Cinco años parecen poco, pero ha pasado una vida desde entonces: Trump, Brexit, AMLO, COVID. Son tantos cambios que ocurren a nuestro alrededor que es difícil estar al día. Esto es apenas el principio. En la columna pasada, discutí acerca de la escasez de semiconductores para saciar nuestra demanda de aparatos electrónicos. Interesante como algo tan diminuto como un semiconductor de silicón ha revolucionado todos los aspectos de nuestras vidas. Y lo seguirá haciendo. El software y la inteligencia artificial (AI) seguirán reemplazando todo tipo de empleos en un futuro cercano. Muchos más de los que pueda imaginarse. Antes se usaba AI para cosas como diseñar la mercadotecnia de tus redes sociales (big data), en unos años manejarán vehículos de todo tipo sin intervención humana. Todas las compañías buscan maneras de reducir sus costos e incrementar utilidades. No hay una razón lógica para seguir pagando dinerales en empleados, nómina, prestaciones y demás cuando unas cuantas líneas de código computacional pueden hacer el mismo trabajo. Muchas compañías tardaron en comprender este nuevo panorama. Aquellas que mantengan esos modelos tradicionales de negocios eventualmente terminarán en la quiebra. Aunado, conforme siga aumentando la inflación, las empresas redoblarán esfuerzos para seguir reduciendo costos. En este contexto, el e-commerce dominará al comercio tradicional. En 2010, el e-commerce en EUA tuvo ventas totales de $170 mil millones, para 2019 la cifra ascendió a $602 mil millones. Encima de esta revolución de e-commerce y AI, tenemos la revolución de las criptomonedas que cambiarán lo que hoy concebimos como sistemas bancarios y finanzas personales. E-commerce, AI y crypto. Todo muy bien, pero… ¿quién termina perdiendo y ganando en todo esto? Pierden el intermediario y empleos de cuello azul. Gana el individuo. Intermediario es aquella persona que hace posible una operación entre dos partes. Piense en un banco, gerentes, agentes, tiendas departamentales y demás. Los primeros trabajos en ser sustituidos por el e-commerce, AI y crypto serán estos, dada la creación de sistemas computacionales descentralizados que realicen sus labores. Ejemplo, no habrá necesidad de un banco porque dos personas con cartera de crypto harán todas sus transacciones usando el blockchain de ETH/BTC. Muchos pensarán que esto representaría una catástrofe laboral. ¿Qué harán todas esas personas que son intermediarios? Lo mismo se decía cuando los carros reemplazaron a los caballos y cuando Netflix derrumbó a Blockbuster. La economía creó un nuevo catálogo de empleos calificados. Lo que sí es un hecho es que estas tecnologías seguirán arrasando con empleos de cuello azul, especialmente manufactura. Puede llegar un escenario de pesadilla donde gran parte de la población sea incapaz de tener un empleo. En la era digital, los empleos de calidad le van a pertenecer a quienes tengan un cúmulo de herramientas con valor agregado (programar, escribir, habilidades numéricas). Quien gana en todo esto es el individuo. En lugar de tener que laborar para un megacorporativo por décadas, el individuo podrá vivir del ejercicio independiente de su profesión. Serán seres dinámicos con buena presencia en internet, numerosas fuentes de ingreso digitales y capital acumulado en criptomoneda. Lejos de disminuir, la desigualdad será aún más marcada. Tendremos los individuos soberanos que capitalizan el mundo digital y una mayoría incapaz de tener un empleo digno del siglo XXI.

*- El autor es abogado y estudiante de maestría en administración y políticas públicas.

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