Furia. Dir. Olivier Abbou
Como era de esperarse, ante la ignorante actitud que prepondera en nuestro país, por un lado, y al hecho de que la pandemia, incluso en los países más civilizados, como Japón o Alemania, no desaparecerá mágicamente, por el otro; la cuarentena no acabó el primero de junio. Ahora se utilizará un semáforo.
Como era de esperarse, ante la ignorante actitud que prepondera en nuestro país, por un lado, y al hecho de que la pandemia, incluso en los países más civilizados, como Japón o Alemania, no desaparecerá mágicamente, por el otro; la cuarentena no acabó el primero de junio. Ahora se utilizará un semáforo.
Advierte el adorado subsecretario de salud, López Gatell, que las zonas que incumplan las indicaciones del semáforo podrán tener rebrotes. Mientras tanto la gente sigue haciendo filas kilométricas para comprar cerveza. ¿En qué universo estamos viviendo? ¿En el planeta de los simios?
Hablando de simios, el sábado 30 de mayo se lanzó el cohete de SpaceX, Falcon 9. La empresa de Elon Musk se unió con la NASA para el histórico lanzamiento, que curiosa y muy sorprendentemente refleja los acontecimientos de El Planeta de los Simios, en que una misión espacial sale de la Tierra justo antes de que inicie una pandemia que diezma a la humanidad, dando pie al dominio de los simios. Que dicho sea de paso, hace un par de días en la India, un grupo de changos se robó muestras de sangre de pacientes con Covid-19.
Mientras tanto, Estados Unidos arde después del asesinato de George Floyd a manos de un policía. Y Trump twitea “cuando empiece el saqueo, empezarán los balazos” mientras se vanagloria del éxito del lanzamiento del Falcon 9, porque “Estados Unidos será el número 1 en el espacio”. Y esta historia ya la vimos en 1968, con Richard Nixon. Sólo esperemos que pronto tenga el mismo final.
En medio de todo esto, los que podemos, seguimos en cuarentena, para proteger a los nuestros y evitar extender la propagación. Y para hablar de cine… recurrimos a Netflix.
Basada en hechos reales, Furia, de Olivier Abbou, presenta el caso de una familia francesa que al regresar de vacaciones, encuentra que su casa, la cual habían prestado a su niñera para que pasará el verano, al no tener otro lugar a donde ir, ya no es suya. La nana y su amante se han adueñado del hogar, cambiando chapas y el nombre en el exterior de la residencia.
Al acudir al llamado, los policías inmediatamente asumen que quien está invadiendo es Paul (Adama Niane), el dueño, por el color de su piel. Desde este momento empieza la pesadilla para la familia Diallo, tendrán que actuar legalmente para lanzar a los invasores de su propiedad, mientras que ellos estarán obligados a vivir en su casa móvil en un parque para vacacionistas.
La cinta de Abbou retrata una realidad global sobre el racismo y los problemas a que se enfrenta una familia interracial, aun en un país donde se asume una inteligencia política más elevada, como Francia. Los acontecimientos detonan un trauma racial que Paul ha reprimido toda su vida al intentar pertenecer a una sociedad que en realidad no lo acepta. Esto comienza a afectar su vida en pareja e incluso la relación con su hijo.
Ante la impotencia de no poder regresar a su propia casa y tener que seguir esperando, durante meses, a que el sistema legal resuelva el caso, Paul es seducido por un grupo de amigos que dicen poder ayudarlo a recuperar lo que es suyo.
La vulnerabilidad de Paul lo hace creer en estos individuos, y lo lleva a comportarse como un adolescente que es aceptado, finalmente, a formar parte de la clica popular.
Es aquí cuando la cinta da un vuelco inesperado y se convierte, no sólo en el promocionado thriller, sino en una verdadera película de terror de allanamiento de morada.
En este punto Abbou toma algunas decisiones que difícilmente podrán ser parte de los hechos reales en los que se basa la historia, ya que lo plasmado y sus macabros personajes enmascarados parecen salidos de películas mucho menos serias y de un mayor grado de explotación. Incluso se presenta una secuencia que es prácticamente una recreación/homenaje/parodia de aquella brutal y famosísima escena a ritmo de musica en Naranja Mecánica (Stanley Kubrick, 1971).
Pero en realidad, a la cinta que Furia más se asemeja, es a Perros de Paja (Straw Dogs) de Sam Peckipah, (curiosamente también de 1971). Y es que Furia también es una cuidadosa crónica de lo que sucede cuando un hombre es llevado a su límite y de las acciones que se ve forzado a tomar para recuperar lo que es suyo. Además de que toca exactamente los mismos temas que la original de Peckinpah, como la xenofobia y la masculinidad tóxica, resultando en un retrato literal de lo que hemos estado viendo en las noticias estos últimos días.
El sistema está hecho por hombres blancos para beneficiar a hombres blancos.
*El autor es editor y escritor en Sadhaka Studio.
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