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Fanatismo

El fanatismo es una creencia o comportamiento que implica apasionamiento y celo acríticos, particularmente para causas religiosas, políticas o ideológicas, y que sigue estándares muy estrictos sin ninguna tolerancia por ideas u opiniones contrarias.

El fanatismo es una creencia o comportamiento que implica apasionamiento y celo acríticos, particularmente para causas religiosas, políticas o ideológicas, y que sigue estándares muy estrictos sin ninguna tolerancia por ideas u opiniones contrarias. El fanático sabe que tiene La Verdad y odia cualquier otro punto de vista. Dicho esto, no debemos olvidar que todos tenemos la necesidad de poseer ciertas creencias y convicciones para poder funcionar en el mundo, aunque no sean necesariamente racionales, y que todos podemos volvernos un poco fanáticos cuando nuestras creencias son cuestionadas. Lo anterior es la definición tomada de una publicación psicoanalítica que se encuentra en la red buscando “psicoanálisis del fanatismo”. México no tenía experiencia del fanatismo más allá de la religión y el deporte. En la historia moderna no ha habido un presidente tan popular que generara fanatismo. Entendiendo el fanatismo en su dimensión colectiva podemos decir que en las redes tenemos una magnífica ilustración de los fanatismos. Si algo me sorprende cada vez que publico algo que se refiera a AMLO, aunque sea un elogio, recibo mensajes de notorio fanatismo. Es defender a AMLO como algo sagrado, innombrable, excepto para su gloria. Hay una continuidad entre la convicción, creencia y fanatismo. Que no se tolere la exposición ante las evidencias de la realidad, la duda o a la crítica indicará el grado de fanatismo. El término chairo tiene cierto aspecto despectivo para aquéllos seguidores de AMLO, sin embargo, cuando se leen sus comentarios en la red parece que sí les acomoda ese término a los fanáticos. El lugar que ocupa la incertidumbre y el poder como terrenos fértiles para el fanatismo es muy complejo. Podemos decir que en el ambiente chairo hay algo de las dos. La incertidumbre que padecemos como país desde hace mucho con el agregado del poder concentrado en una sola persona son fuentes para tener fe, más que una esperanza. La esperanza tiene algunos criterios, la fe no. Aquellos que no conocen ni escuchan con atención a AMLO pero están dispuestos a enviar un mensaje de insulto y defensa son los auténticos chairos. La identificación con el líder, con el padre social da cierto alivio ante la incertidumbre, defenderlo con un mensaje ofensivo o amenazador empodera al fanático. En el fanático, como en el paranoide, lo malo está fuera del sujeto. Siempre habrá un amenazante enemigo externo a destruir. No es paranoico identificar los ataques de la derecha, lo paranoico es meterlos en el mismo saco de los seguidores críticos, solamente el fanático es acrítico. El fanatismo aleja de la ideología, se trata de no pensar, no problematizar, no aportar, solamente AMLO dixit. Por ejemplo apoyan el asilo a Evo, sin conocer sus logros e ideología. Por cierto, bienvenido presidente Evo.

* El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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