Estrategia equivocada
Me preocupa el juicio y la razón de los responsables de las políticas de la salud mental.
Me preocupa el juicio y la razón de los responsables de las políticas de la salud mental. Empiezo por una anécdota. Un estudiante de medicina es invitado por la embajada a una pequeña estancia en China, cuando no entraba ni un turista, en 1974. Era la segunda revolución cultural. Un día le dicen tendrá una reunión con alguien del más alto rango; esa tarde, se escapó de sus constantes guardianas chinas y salió a comprar un traje como el de Mao, gran revuelo en el Gran Salón del Pueblo, una entrevista con zapatos tenis, barba y cabellera larga. El primer no chino que entraba con traje Mao, además con apariencia hippie, yo.
Resultó que se trataba de Liu Xiangping, ministra de salud. La charla empezó bien, pero al preguntarle cual era la prevalencia de esquizofrenia que registraban, respondió ella que ya no existía esa enfermedad porque eran rehabilitados en las comunas populares, al refutarle que era un problema biológico irreversible terminó la charla, milagrosamente accedió a una foto y huyó. Nuestro secretario de salud, doctor Alcocer, anda en esas cuando propone no abrir ni un nuevo hospital psiquiátrico, y los actuales gradualmente irlos convirtiendo en centros de rehabilitación. Es una mirada utópica de la realidad de la enfermedad mental, desde la oficina, no desde la clínica.
Los enfermos mentales crónicos frecuentemente acaban viviendo y muriendo en la calle, antes se hacía el esfuerzo de que todo estado tuviera un lugar donde pudieran ser atendidos y vivir protegidos de la sociedad. Ya no hay lugar para el enfermo crónico, se dijo que era manicomial e iba contra los derechos humanos, se fueron cerrando hasta los hospitales que eran una pequeña ciudad dentro de muros, lugares bellos, claro también había terribles manicomios. No había psicofármacos hasta la segunda mitad del siglo pasado y solamente se pudo ofrecer asilo, pero aún hoy con tantos psicofármacos, un internamiento en una crisis de salud mental puede salvar muchas vidas.
Son ya, solamente, de estancia corta y aun así piensan transformarlas y empobrecer su función. Hasta estigmatizó a los psicofármacos comparándolos con el fentanilo y su uso no médico, por lo que tendremos un cuadro muy básico. Esperan que la dinámica familiar sea el centro del tratamiento; pobres pacientes. Y pobres familias que tendrán que hacerse cargo de alguien que consumirá el ánimo y demandará atención, seguridad, medicamentos, alimentación y hospedaje. Estos hospitales son un derecho humano y de la salud, espero la protesta general de los psiquiatras del país, temo una respuesta apagafuegos, una distracción para irse a la prevención y rehabilitación de las drogas. La paradoja es que los mayores daños de la droga son atendidos en el hospital psiquiátrico.
*El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.
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