Estoy buscando los conservadores
Me encuentro contrariado, confundido. No se si el presidente Andrés Manuel López Obrador o mejor aún su gobierno y estos personajes de Morena que con frecuencia son parte importante de su discurso en sus mañaneras.
Me encuentro contrariado, confundido. No se si el presidente Andrés Manuel López Obrador o mejor aún su gobierno y estos personajes de Morena que con frecuencia son parte importante de su discurso en sus mañaneras. Naturalmente, yo al escucharlo me pregunto: “¿Quiénes serán los adversarios conservadores de Obrador?”. Y me quedo con el deseo de que Obrador diga nombres. Al margen de que si de nombres se tratara Felipe Calderón, expresidente de México, sería uno de ellos que con frecuencia forma parte de la mente del presidente. Ya la trae contra Calderón. Pero Calderón es realmente muy poco importante para ser tema frecuente de morenitos y el mismo Obrador. Los conservadores, no tengo duda, deben ser una especie de demonios que por las noches no dejan dormir al creador de Morena.
Por las noches también yo le doy vuelta a este asunto sobre todo porque en los noticieros y periodistas que lo entrevistan, nuestro mandatario toma y retoma el problema. No dejo de preguntarme si el caso Obrador contra los conservadores será semejante al discurso del desaparecido Fidel Castro contra el capitalismo, en los tiempos en que tomó el poder. Aquel pertinaz ataque de Fidel contra el capitalismo, sin que lo quiera este comentador evitar, me parece en extremo semejante al de Obrador contra los conservadores. Los cubanos conservadores, así lo debo entender, salieron de Cuba y se refugiaron en Miami. No soportaron el fanatismo de Fidel contra el capitalismo. -Benditito sea Dios y que el Señor me perdone-. ¿O estaré yo delirando?
Y me pregunto a la vez: “¿Serán los empresarios, inversionistas, ingenieros, arquitectos y en general trabajadores que hicieron de nuestra gran urbe, de esta extraordinaria capital de los mexicanos, la Ciudad de México, una de las más importantes de América hispana?”. Y en este comparativo, volteo a ver a la Habana de hoy, avejentada, enmohecida por el tiempo y el discurso de los gobiernos comunistas, de Fidel principalmente y me pregunto: “¿Esto es lo que Obrador quiere en su campaña contra los conservadores, que son sin duda, quienes han construido y elevado a las alturas a la ciudad de México?”. Desarrollos que se multiplican por variados inversionistas, por lo tanto, ¿serán estos los conservadores los culpables de este crecimiento, orgullo de todos los mexicanos? Me pregunto una y otra vez en mi confusión: “¿este grupo de empresarios y desarrolladores reitero, causantes de nuestro crecimiento, son los conservadores?”. Aclaro que este comentario es para razonar, para no hacernos bolas, con un saludo a Carlos Salinas de Gortari, permanentemente acusado por el hoy gobierno de corrupto y quien sabe qué más, y que nada tiene que ver con los conservadores. Al contrario, Obrador trata a Salinas de Gortari de máximo representante del neoliberalismo, lo peor que le pudo pasar al país. Pero debemos entender a la vez que el neoliberalismo odiado es concomitante de un impulso desarrollador del país, y en consecuencia, neoliberales y conservadores se me confunden. Por cierto, sin ir en defensa del expresidente Salina de Gortari, no lo defiendo; si la debe que la pague. Al expresidente Carlos Salinas de Gortari se debe el enorme desarrollo de las autopistas o carreteras modernas en México, a la vez orgullo de los mexicanos pese a que dicen sus adversarios que llenó al país de carreteras muy costosas y para favorecer sobre todo, otra vez, a inversionistas y capital privado. Y volvemos al mismo problema: los buenos y los malos. Asunto de maniqueos y mentes ideologizadas. Si se retoma el tema principal del desarrollo o crecimiento enorme de la ciudad de México mi confusión persiste: “¿Fueron los conservadores o los neoliberales los causantes de este desarrollo que es fundamental para el país?”. Un asunto me queda muy claro, no hay confusión: el desarrollo en autopistas y en la ciudad de México solo son parte de mi orgullo. No me lamento. Los inversionistas en obras privadas que benefician al país se van, las obras quedan. Así de simple. Lo bueno es que la ciudad de México no se convierta en otra Habana o que no sea el futuro de Caracas, Venezuela.
*El autor es Profesor Emérito, UABC, por la Facultad de Arquitectura. Creador Emérito, ICBC. Artista plástico.
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