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Están vivos/Dir. John Carpenter

Con varios éxitos, que se convertirían en clásicos, ya en su filmografía (Halloween, Escape de Nueva York, La cosa de otro mundo), en 1988, John Carpenter creó su obra maestra definitiva.

Con varios éxitos, que se convertirían en clásicos, ya en su filmografía (Halloween, Escape de Nueva York, La cosa de otro mundo), en 1988, John Carpenter creó su obra maestra definitiva.

Están vivos, está basada en el cuento corto de Ray Nelson “Las ocho en punto de la mañana”, cuya adaptación a comic fue lo que llamó la atención de Carpenter para trasladarlo al cine. Su versión, más que un simple relato de invasión extraterrestre, era una crítica de la situación política y económica de Estados Unidos en los ochenta, especialmente bajo el mandato de Reagan (“Reaganomics”).

La alegoría de Carpenter se refería muy específicamente a los republicanos como seres extraterrestres que sólo veían a la Tierra y a sus habitantes como recursos naturales y que estaban transformando al planeta (con la destrucción que esto representaba) en algo más cercano a su hábitat natural. Si algo nos han demostrado los últimos cuatro años de Trump en la Casa Blanca, es que, tres décadas después, nada ha mejorado, y que la única explicación lógica del partido republicano sería que fueran monstruos espaciales.

En la película un hombre apellidado, apropiadamente, Nada (Roddy Piper), llega a Los Ángeles en busca de alguna oportunidad laboral y se detiene en una comunidad de indigentes, con vista hacia los lujosos rascacielos del centro de la ciudad. Después de obtener un trabajo como jornalero en una construcción, Nada descubre que la iglesia comunitaria es una base de operaciones para una organización de resistencia que oculta cajas con algo dentro. Posterior a una redada de la policía, lo único que Nada encuentra en las cajas son cientos de lentes obscuros. Al mirar a través de ellos, se revela que el mundo no es lo que parece. Mensajes subliminales ocultos, en todo objeto de consumo, en señales, en anuncios espectaculares, dicen, CONSUME, OBEDECE, CONFORMATE, CASATE Y REPRODUCETE, MANTENTE DORMIDO, COMPRA, NO PIENSES, y en el dinero, ESTE ES TU DIOS (no muy diferente de la leyenda en todos los billetes americanos, “In God we trust”, Confiamos en Dios).

Pero eso no es lo único que revelan los lentes. Una gran parte de la población, la clase alta, son seres extraterrestres con caras cadavéricas.

El resto de la película muestra a Nada tratando de escapar de los seres, quienes controlan la policía, el gobierno y los medios de comunicación. Durante una reveladora conversación con uno de los indigentes, ya convertido en un adinerado personaje (después de unirse a los extraterrestres), éste le revela a Nada “ya no hay buenos ni malos, los gobiernos no existen, ellos controlan todo, nuestro planeta es como su tercer mundo”.

Nada más aterrador y cercano a la realidad.

Aquí estamos, viviendo en ese mundo que hace más de treinta años nos presentó Carpenter. El mandato republicano de Trump, cuatro años de destrucción sistémica, del que durante décadas había sido el país más poderoso del mundo, implementando y/o cancelando políticas que afectarán el futuro de la vida de todas las especies del planeta, todo para favorecer a las industrias controladas por un puñado de grupos en el poder.

El sábado, después de media semana de incertidumbre se declaró la victoria del demócrata Joe Biden sobre el actual demente inquilino de la Casa Blanca. ¿Aún hay tiempo de dar marcha atrás? ¿Algo cambiará? Si los ocho años de Obama en el poder nos comunican algo, es que la diferencia no será muy grande.

En este momento no sólo nos enfrentamos a los poderes que todo lo controlan, también estamos ante una amenaza “fuera de este mundo” que afecta a la población mundial. Y los omnipresentes mensajes subliminales que controlan todo lo que hacemos y pensamos, esos los llevamos con nosotros 24/7, en nuestros bolsillos, a nuestro costado en el buró, mientras dormimos. Esas pantallas que nos dictan todo, que comprar, que leer, la “realidad” de lo que sucede en el mundo.

En una entrevista reciente, Carpenter, ante la pregunta del entrevistador, reveló que posiblemente trabajaría en una secuela. ¿Habrá algo más que se pueda decir al respecto? ¿Podrá imaginar algo más aterrador que el mundo que actualmente nos rodea?

Como Romero con sus muertos vivientes, Carpenter utilizó a invasores de otro mundo para mostrarnos la incómoda realidad de la economía mundial, la explotación (esclavitud) del ser humano como un recurso eternamente autorrenovable (por ello el cásate y reprodúcete tan defendido por conservadores, y próvidas, y sancionado por la iglesia y el estado), y la intención de mantenerlo dormido, consumiendo, obedeciendo, conforme.

La historia una y otra vez ha demostrado que no hay gran diferencia, Republicanos, Demócratas, PRIAN, Morena, sólo distintos nombres y matices del peor depredador del planeta. No, no necesitamos seres de otra galaxia para aterrarnos y destruirnos.

Nuestros peores verdugos están ahí. Están vivos. Están frente al espejo.

* El autor es comunicador y director de Radio Media Escuela de Locución

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