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¿Es mala la clase media?

“Hay dos clases de economistas; los que quieren hacer más ricos a los ricos y los que queremos hacer menos pobres a los pobres.”José Luis Sampedro

Hace un par de días volvimos a escuchar al presidente López Obrador, criticar a las personas que clasifica como de clase media, como si se tratase de un vicio o defecto que se debe cambiar y para lograrlo seguramente habrá que donar los bienes que se tenga, tirar el título universitario a la basura, desde luego nunca leer el periódico Reforma y vestir huaraches y ropa de manta para lograr la purificación.

La cita textual es la siguiente: “…pero un integrante de clase media, media-alta, incluso, con licenciatura, con maestría, con doctorado, no, está muy difícil de convencer, es el lector del Reforma, ese es para decirle: Siga usted su camino, va a usted muy bien, porque es una actitud aspiracionista, es triunfar a toda costa, salir adelante, muy egoísta. Ah, eso sí, van a la iglesia todos los domingos, o a los templos, y confiesan y comulgan para dejar el marcador en cero y luego el domingo, de nuevo lo mismo”, agregó.

Yo siempre pensé que un presidente de la República, en vez de dividir, debería unir a su sociedad, pero parece que es todo lo contrario.

Los orígenes de la clase media se remontan al siglo XVIII, en Inglaterra, donde la burguesía terrateniente, (“gentry”), empezaba a sobresalir por sus actividades en la industria, comercio o como nuevos profesionistas (abogados, doctores, ingenieros).

El surgimiento de la “gentry” fue posible gracias a las revoluciones liberales de ese siglo, a la pasividad de la aristocracia que se negaba a trabajar y generar riqueza, pues lo veían como algo denigrante, por lo que vino un estancamiento de esos capitales, que hizo que este sector siguiera creciendo en aspiraciones y en recursos económicos, logrando mover la economía y consiguiendo prerrogativas como poder votar en el Parlamento. Así surgen los primeros magnates que finalmente moverán las economías.

En la mayoría de las sociedades, la clase media es la que soporta la economía del país, pues son los que religiosamente pagan impuestos, tienen empleos formales o son propietarios de las mipymes, que representan el 90% de las empresas en el país.

En China, por ejemplo y a raíz de la apertura comercial, su clase media creció de 29 millones en 1999 (2% de la población) a casi 531 millones en el 2013 (39% de la población). En India, las condiciones de crecimiento son similares.

Este fenómeno tiene consecuencias políticas, pues las clases medias son más exigentes en sus demandas de infraestructura y servicios públicos, de mejoras institucionales y de un Estado de Derecho que funcione y se respete, por eso López Obrador los detesta pues no se conforman con sus frijoles con gorgojos como él lo llama.

Aunque leamos el Reforma, vayamos a misa o tengamos la fortuna de contar con un título universitario, no debemos ser odiados por un presidente que debe gobernar a 127 millones y no solo a los 31 millones que votaron por él.

Todos somos mexicanos y merecemos respeto, en especial de quien juró respetar la Constitución, esa que consagra precisamente nuestros derechos humanos básicos.

*- El autor es asesor empresarial en cabildeo.

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