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Epilepsia

La epilepsia en la antigüedad, siglos después la psicosis, en el siglo XX la histeria y hoy en día es el trastorno de la personalidad límite el característico de nuestra sociedad en lo que va de siglo

La epilepsia en la antigüedad, siglos después la psicosis, en el siglo XX la histeria y hoy en día es el trastorno de la personalidad límite el característico de nuestra sociedad en lo que va de siglo. Si algún trastorno es más ilustrativo de nuestra época es este misterioso trastorno que identificamos a la perfección, pero cuyas complejas causas no están claras. Sabemos que hay que tener cierta vulnerabilidad genética, que necesita un activador estresante de esos genes, sobre todo en la infancia. Es la llamada epigenética que es la relación genética y medio ambiente. Prácticamente toda persona diabética está genéticamente determinada para ello, dependerá de factores, como la edad, la obesidad, etcétera, para que se active, o no. Asimismo, este trastorno de la personalidad suele tener antecedentes familiares de trastornos mentales y depende de qué tan estresante haya sido la infancia para que se active en la adolescencia y permanezca toda la vida. Bien, este trastorno evoca mucho del malestar en la cultura contemporánea. Sus cuatro síntomas estructurales son la impulsividad extrema, inestabilidad del humor, problemas interpersonales, y alteraciones de la identidad. Vivimos en un mundo más impulsivo porque tenemos más formas de perder el control, los estímulos son excesivos. Simplemente la existencia del Internet hace que de golpe la capacidad de elección sea casi infinita e instantánea, vivimos con mucha más impulsividad que en el pasado reciente. Los cambios de humor en este trastorno tienen que ver con reacciones extremas, de depresión o ira, ante lo que va sucediendo alrededor de la persona, cambios bruscos y continuos que el mismo trastorno provoca. Amores rápidos, casi inmediatos, terminaciones abruptas y dramatizadas, la vida amorosa en lo virtual está llena de estas expresiones que en la vida real no podrían darse tan fácilmente. Ni que decir con los problemas interpersonales. Antes los usos y costumbres, o la ley, organizaba más la forma de relacionarse, ahora el abuso del concepto de libertad individual justifica ser de cualquier manera con el prójimo. Las relaciones son cada vez más conflictivas, desde la pareja, pasando por la familia y el grupo. En lo laboral hay reglas que hacen menos manifiesto esto, para controlar la producción, pareciera que el sometimiento del capital reprime y hace que la gente calle y obedezca. Pero en la escuela, con el vecino, en la iglesia, en fin, por doquier saltan estos conflictos interpersonales. Hay mucho, muchísimo, que hablar sobre las alteraciones de la identidad y nuestros días. En pocos años se rompieron los moldes y es válido tener cualquier identidad, cualquier señalamiento puede ser considerado discriminatorio. El niño actual crece con un amplio registro de identidades que cada vez son más diversas y por lo tanto confusas. Va para largo.

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