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Entre la perversidad y la estupidez

En esta época de crisis mundial, la peor de las últimas décadas, cuando supuestamente todo el mundo debería de estar solidarizado, vemos que salen, como en todos los conflictos y contingencias, personas que perversamente quieren sacar provecho..

En esta época de crisis mundial, la peor de las últimas décadas, cuando supuestamente todo el mundo debería de estar solidarizado, vemos que salen, como en todos los conflictos y contingencias, personas que perversamente quieren sacar provecho; aunque muchos, por hacer algo distinto a todo lo que hacemos los demás, se están disparando en los pies. Y en una de esas, nos disparan a nosotros también.

La perversidad es tema de todos los siglos. Si leemos la Biblia o cualquier libro de historia, veremos que por todos lados hay perversos, y que casi todos los que han tenido el poder, lo han tomado a través de villanías. Muchos llegan a través de una conducta reprochable, acompañándola siempre de malicias. Nada que no conozcamos, vivamos y suframos en nuestra época.

En el México actual, en el que parece que si va en serio la persecución de corruptos, observamos políticos y medios de comunicación que mienten, que engañan, que traicionan, y cometen todo tipo de bajezas para encubrir lo malo, empañar lo bueno o hacer daño a los adversarios. Todos los días vemos lo que llaman “fake news” para descalificar todos a todos. La integridad y la dignidad es escasa. Los ciudadanos estamos confundidos.

Por tanta barbaridad, que se refleja con maldad en la política, en los medios de comunicación y en las redes sociales, es que se ha perdido la confianza en la mayoría de los políticos y comunicadores, pagando justos por pecadores. La política y ahora la convivencia en redes sociales, se ha vuelto un juego despiadado. Y así, a río revuelto, la democracia se evapora entre perversos y estupideces; y la participación ciudadana, decrece.

Lo ideal, aunque utópico, sería que nuestras autoridades ejercieran el poder con ética. De muy poco sirven los políticos buenos, mientras los malos sigan haciendo ruido y tengan muchos seguidores zombis. Es necesario que los partidos los manejen gente decente que frene la perversidad, y desenmascarar a los comunicadores mercenarios.

Y bueno, con tanto problema, los buenos debemos vivir atentos para no estrellarnos con los insensatos. Es una pena que vivamos poco cómodos, por culpa de un grupo de personas que no se guían por moral alguna, y que impiden que nuestra sociedad transite y progrese con justicia social y bienestar.

Un problema, es la ingenuidad, al subestimar siempre al número de estúpidos y perversos que nos rodean. Nos hacen creer, con buena cara, lo mala gente que son. Si tenemos perversos en el poder y estúpidos en la ciudadanía, ya tenemos segura la manipulación. Todo esto no deja brotar de nuestra alma, de nuestras familias y de nuestra sociedad, la felicidad humana.

Entonces surge otro problema, porque a las personas generosas y razonables les es complicado convivir con perversos y estúpidos. Con ninguno de los dos se puede tratar. Con unos por malvados, y con los otros por lo que son, por estúpidos.

La cosa es que, entre tanta lacra, debemos de subsistir y nunca dejar de luchar.

* El autor es asesor administrativo, presidente de Tijuana Opina y coordinador de Tijuana en Movimiento

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