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En contra o a favor

Dos temas son los de constante discusión en los noticiarios nacionales, estatales y locales: la inseguridad pública y los señalamientos constantes contra AMLO y su política gubernamental, que ha instrumentado en todo el país.

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Dos temas son los de constante discusión en los noticiarios nacionales, estatales y locales: la inseguridad pública y los señalamientos constantes contra AMLO y su política gubernamental, que ha instrumentado en todo el país. Respecto al primer tema, López Obrador ha quedado a deber mucho a México. No existe una dinámica reconocida que nos confirme que hay un programa de gobierno para combatir la violencia y la delincuencia. Para cualquier mexicano es fácil observar que lo que se hace para combatir la inseguridad es muy poco. Al grado que la dinámica de los carteles es la que define si los delitos crecen, se estancan o disminuyen significativamente. De la misma manera, los carteles dicen cuáles son las zonas geográficas que serán controladas por ellos, y si los militares y las otras corporaciones policíacas van a poder intervenir en ellas. Contra esta avasallante verdad, la estrategia gubernamental es seguir los delitos como se vayan dando, sin tener la oportunidad de ir avanzando y liberando espacios geográficos ocupados por la delincuencia. En palabras sencillas, el gobierno va perdiendo, y a la zaga de los acontecimientos violentos que se experimentan en todo México. Como una reacción defensiva, en algunos estados, los ciudadanos se han organizado y enfrentan a los delincuentes de manera rudimentaria, pero con mucha bravura.

En lo que respecta a las políticas y acciones de gobierno de AMLO, están provocan la división de la población, al manifestarse en contra o a favor de ellas. El problema con esta situación es que, de manera inmediata, López Obrador califica negativamente a quienes adoptan una posición diferente a las suyas. Por consiguiente, los ciudadanos se convierten de inmediato, en sus enemigos. Nadie tiene el derecho de opinar diferente, y se transforma en traidor, cuando defiende una posición contraria. Con esto, estrecha las vías de comunicación entre quienes lo siguen ciegamente, y quienes disciernen o proponen modificaciones, aunque sean insignificantes, a sus proyectos.

Siendo honestos, Amlo debería ser más comprensivo y respetar y valorar las propuestas discordantes de las suyas. El nuestro, es un país que se ha ido formando a base de discusiones constantes, sobre los diversos asuntos que la dinámica nacional promueve. Los problemas sociales son multifactoriales y, por consiguiente, se les puede tratar desde diferentes ángulos. Lo que Amlo califica con diferentes adjetivos despectivos, provocando el agudizamiento de la división de los mexicanos, es en realidad, la parte de la población que puede y debe enriquecer la discusión nacional, y proporcionar soluciones diferentes, a los problemas nacionales.

A mi me trae de la cola lo que está sucediéndole a México por culpa de Amlo y la oposición. Si se enfriaran un poquito ambos, se podría llegar a nuevas y originales propuestas de solución a los diferendos existentes. Ninguno cede y ninguno quiere atenuar el sentimiento de odio, que constantemente aparece entre ellos. Los aires están tan caldeados que enfrentamientos violentos, con el uso de armas de fuego o de otro tipo, pueden aflorar e incrementar las fatalidades. La cordura debe prevalecer y creo que quién debe iniciar el proceso de reconciliación, es Andrés Manuel López Obrador. Vale.

*El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC

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