El uso político de las vacunas
Como nunca antes había sucedido en México, las elecciones que habrá este año para elegir diputados federales y autoridades locales se realizarán en medio de una las pandemias más graves que se hayan padecido.
Como nunca antes había sucedido en México, las elecciones que habrá este año para elegir diputados federales y autoridades locales se realizarán en medio de una las pandemias más graves que se hayan padecido. Pero también la campaña política se hará simultáneamente a la vacunación masiva que empieza a realizar el gobierno federal.
Quizás a esto se refería el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando mencionó que la pandemia le había quedado “como anillo al dedo”, pues la pandemia ha trastocado la economía y la vida laboral de miles de personas, pero también ha creado una nueva coyuntura política.
Sin embargo, tanto la pandemia como la vacunación pueden convertirse en un arma de doble filo para el gobierno y para el partido Morena. Por un lado, puede tener ventajas con respecto a los partidos opositores, pero por otro, la situación puede revertirse contra el gobierno y su partido en este proceso electoral.
La pandemia ya ha hundido al país. La economía ha registrado la caída más profunda desde los años treinta, se han perdido miles de empleos y la pobreza amenaza con expandirse aún más. El sistema educativo está colapsado y el sistema de salud ha demostrado ser un mecanismo destartalado en México.
Por otra parte, el gobierno de López Obrador ha demostrado haber reaccionado tarde y mal ante la expansión del Covid-19, con políticas y abordajes erráticos, así como contradictorios, a contracorriente de muchas medidas y recomendaciones que han dado resultados en otros países.
Entonces, el gobierno federal sale muy mal evaluado de esta situación en un momento en que se está a punto de elegir nuevos representantes o reelegir a los diputados federales y cambiar algunos gobiernos en algunas entidades. Cualquiera diría que los electores van a reprobar al gobierno de López Obrador en las urnas el 6 de junio próximo y hacerlo perder escaños.
Pero el asunto no es tan simple. Una característica de López Obrador es que todo tipo de decisión o medida adoptada se explota políticamente, es decir, electoralmente. Todo en el gobierno pasa por el tamiz de lo político. Primero la pandemia y ahora la vacunación no podrían escapar a esta tendencia. AMLO todo politiza.
Si la pandemia se ha agravado es por culpa de los gobiernos pasados, de los gobiernos neoliberales que heredaron un sistema de salud precario; si la población es vulnerable es porque abundan las enfermedades crónico degenerativas provocadas por la alimentación chatarra de las grandes empresas; o si hay escasez de medicinas es porque las empresas farmacéuticas sólo se dedican a hacer negocios, etc., etc.
La herencia del pasado sirve al nuevo gobierno para justificar su inoperancia y el reducido alcance de sus políticas. Es una justificación absurda en muchos casos, pero tiene un gran peso político en muchos grupos de la sociedad que creen en el discurso de AMLO.
Otro argumento que tiene gran peso político en este discurso y que sirve para justificar casi todo es que, a diferencia de antes, este gobierno sí atiende a los pobres. Por eso la vacunación empezó desde las zonas más pobres del país y no en los principales focos de contagio, como recomiendan los expertos y epidemiólogos.
Sin embargo, a estas alturas es bastante evidente que lo que AMLO hace desde el gobierno es un uso político de los pobres, como lo hacen casi todas las corrientes populistas, porque en realidad no hay –en términos estrictos- ningún plan o una estrategia bien diseñada que permita abatir el problema de la pobreza.
La vacunación está siguiendo esta lógica, echando a andar la enorme red de los “servidores de la Nación” que registran a las personas que quieran vacunarse, les toman sus datos a las personas que hacen filas, toman fotografías y no sé cuántas cosas más.
En lugar de que la vacunación responda a una planificación racional y lógica, utilizando la infraestructura hospitalaria del país, así como toda la experiencia acumulada en este aspecto para avanzar más rápido y con eficiencia, la vacunación del gobierno sigue el carril político-electoral.
El proceso de vacunar a la gente puede llevar varios meses, de aquí a junio por ejemplo, es decir justo durante los meses que se prepara o se hacen campañas políticas, lo que puede influir en el resultado final de las elecciones. Estamos ante un fenómeno en donde lo que más cuenta no son los resultados, sino el discurso y el uso político de los pobres.
Ojalá el 6 de junio lo pueda desmentir.
*El autor es analista político.
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