El poder nos borra la memoria
He querido hacer un recuento histórico y memorístico por mis archivos personales, con la intención de recordar al menos algún Alcalde, Gobernador o Presidente que una vez terminado su mandato, haya sido despedido con nostalgia, gratitud o al menos un dejo de respeto… Y no, no recuerdo a ninguno.
He querido hacer un recuento histórico y memorístico por mis archivos personales, con la intención de recordar al menos algún Alcalde, Gobernador o Presidente que una vez terminado su mandato, haya sido despedido con nostalgia, gratitud o al menos un dejo de respeto… Y no, no recuerdo a ninguno.
Lo que sí tengo muy presente es que según el consciente colectivo, el mandatario en turno es siempre el peor que hemos tenido en nuestra historia, el más inepto, el más ausente o el más corrupto y eso es sólo por mencionar algunos calificativos, pues a otros les va peor, de acuerdo con el contexto social bajo el cual les toca gobernar. Me parece irrisorio que ahora muchos mexicanos recuerdan lo guapo que era Enrique Peña Nieto, lo bonito que le respondió a Donald Trump cuando se metió con los mexicanos, lo hermosa que era su esposa, lo elegante que vestía y lo institucional que era en su actuar, sobre todo cuando se le criticaba en redes sociales o cuando era enfrentado por periodistas. Pero si recorremos la aguja del reloj, un sexenio atrás, recordé que lo mismo sucedió con Felipe Calderón, a quien tachamos de espurio, alcohólico y tirano, pero una vez que dejó los Pinos, entonces lo extrañamos. Valoramos su dominio del inglés, su inteligencia, su ecuanimidad para responder a los cuestionamientos más inquisitorios, su valor para enfrentar al crimen organizado, pero ah señores, cuando nos gobernó de genocida no lo bajamos y entonces era el peor Presidente Mexicano que jamás habíamos tenido.
Es por ello que no me extraña que medio mundo diga que “El Patas” (Juan Manuel Gastélum), es el peor alcalde que ha tenido Tijuana. Tampoco que se diga lo mismo del Gobernador de Baja California, Francisco “Kiko” Vega y mucho menos que sorprende que cada día más mexicanos digan que AMLO es la peor tragedia nacional y que él nunca representó un cambio de verdad. El poder amigos, el verdadero poder político convierte en monstruos a todos los gobernantes, no existe manera en que podamos ver digno de tantas responsabilidades a ningún hombre ni mujer, mientras lo veamos a través del espejo roto del poder. Los cargos públicos de altas esferas, convierten en monstruos a quienes los ostentan. Sólo al paso del tiempo y en retrospectiva, podemos juzgar objetivamente a quienes nos representaron, como hombres bien intencionados, ineptos o verdaderos villanos. Por ello, seguro estoy de que en menos de 6 años llegará a la silla alguien peor y de la noche a la mañana extrañaremos todos a López Obrador.
* El autor es graduado de la licenciatura en Derecho de la UABC, escritor y conductor de radio.
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