Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

El pasaje al acto

La cultura contemporánea es muy propicia para el pasaje al acto, me explico.

La cultura contemporánea es muy propicia para el pasaje al acto, me explico. El pasaje al acto es un término de la psiquiatría francesa clásica que el psicoanálisis desarrolló, se trata a grandes rasgos de deseos y fantasías llevados a la realidad, pueden ser conscientes o inconscientes. Se presenta de manera extrema en la acción violenta y retorcida que puede tener un psicótico, aclaro que la mayoría de las personas que padecen psicosis no son violentas. A veces el impulso de pasar a la acción se presenta en otras situaciones graves como los episodios maníacos del trastorno bipolar, en donde de golpe se pasa a la acción con las ideas que va teniendo en tiempo real, sexo, compras, alcohol y drogas, y casi cualquier idea que resulte placentera, discriminará las que piense sean dañinas. En las mentes con tipos de enfermedades en la personalidad también lo vemos, sobre todo en la personalidad límite o borderline. De golpe pueden cortarse los antebrazos, intoxicarse, precipitarse a una relación íntima y hasta suicidarse. Este trastorno de la personalidad y otros trastornos psiquiátricos, que simplemente parecen distintas formas de ser, en realidad, son expresiones de alteraciones genéticas que determinan una forma de ser. Somos mucho menos dueños de nuestra personalidad de lo que se imaginan, somos como somos por como caen los dados de los genes. Estamos sujetos a un destino, a cómo pensar, por ejemplo, el psicópata nace, no se hace. Y cuando me refiero a que la cultura contemporánea es un terreno fértil para el pasaje al acto es porque estamos dominados por el mercado, lo que deje dinero existirá. La pornografía, por ejemplo, es, gracias al internet, un enorme menú de las formas de la sexualidad humana. Todas las fantasías sexuales, puestas en escena, llevadas a una realidad virtual, la encarnación de una fantasía. La permisividad de expresarse sin mayor límite hace que cualquier extravagancia sea vista como algo normal. La epidemia de tatuajes, no rituales o étnicos, es un dibujo en la carne, es una proyección y exhibición de tú forma de pensar, aunque me llama la atención ver tatuajes muy pobres estéticamente en personas que esperaría otra cosa. El pasaje al acto en el mundo contemporáneo se expresa desde el extremo del asesino solitario que dispara sin ton ni son, hasta acciones cotidianas, como la sexualidad, donde lo bisexual es elogiado y muy defendido. Suponiendo que es una forma de ser y no un pasaje al acto. No dañes al prójimo y haz lo que quieras con tu cuerpo, parece ser la consigna. No sé si estamos viendo el principio o estamos en una época de decadencia de la que saldremos. Nunca en la historia abundó el pasaje al acto.

*- El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

En esta nota