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¿El “kikazo” de Bonilla?

El nuevo gobierno estatal de Morena en Baja California encabezado por Jaime Bonilla acaba de anunciar que interpondrá una demanda contra el ex gobernador Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid.

El nuevo gobierno estatal de Morena en Baja California encabezado por Jaime Bonilla acaba de anunciar que interpondrá una demanda contra el ex gobernador Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid y algunos de sus principales funcionarios, por los delitos de peculado, enriquecimiento ilícito, abuso de autoridad, coalición de funcionarios públicos y falsificación de documentos, entre otros. En particular se le acusa de haber desviado mil 200 millones de pesos a través de varias empresas fantasmas, similar al caso de la “estafa maestra”.

Era previsible que en cuanto Vega de Lamadrid entregara el gobierno, Morena le iba a sacar todos los cadáveres del closet, como reza el dicho conocido. Investigarlo y enjuiciarlo se convirtió en los últimos dos años en una demanda generalizada en varios sectores de la sociedad, como nunca había sucedido con otro gobernador. La opacidad de su gobierno, su gusto por la adquisición de propiedades, los proyectos sin concursar, su frivolidad, etcétera, crearon la peor imagen de Kiko.

Entonces, si Morena y Bonilla quieren investigar y enjuiciar a Vega de Lamadrid lo pueden hacer con gran facilidad, no sólo a él sino a varios de sus colaboradores e incluso pueden rastrear a todos los anteriores gobernadores y alcaldes panistas. Sería un paso fundamental para “sanear” la administración pública y para hacer justicia si acaso se encuentran irregularidades.

Sin embargo, la experiencia en México nos ha hecho dudar de estas acciones y de sus objetivos, como hoy mismo se puede ver con los reducidos alcances que ha tenido el combate a la corrupción por parte del presidente López Obrador. Hay una condena moral y política hacia la corrupción, pero no hay, o hay muy pocas, acciones concretas para enjuiciar a los funcionarios que han caído en la corrupción o en otros ilícitos.

En el caso de Baja California es posible que veamos la captura de algunos peces pequeños de los gobiernos blanquiazules, pero los responsables principales pueden quedar exentos. Porque en el fondo las denuncias, como en este caso, tienen más una connotación política cuyo objetivo es ayudar a recuperar o restablecer una cierta legitimidad para el gobierno de Bonilla, que sigue bajo los reflectores nacionales por intentar alargar su periodo de gobierno.

Kiko Vega y los gobiernos del PAN son un blanco perfecto para ayudar a recuperar cierta legitimidad para el bonillismo (pues algunos de sus miembros vienen de historias parecidas), y para mantener el tema en el ambiente no sólo algunos meses sino por varios años, resquebrajando más al panismo para consolidar la hegemonía de Morena entre algunos sectores sociales de la población en los que se ha acumulado el odio hacia el PAN.

Enjuiciar a Kiko Vega y al panismo en general puede dar mucho capital político a Morena y hacer aparecer el momento como un “parteaguas”, pero sus promotores no son confiables y, en segundo lugar, no hay hasta ahora una clara diferenciación entre los negocios o los “proyectos” que Kiko Vega promovió desde el gobierno, como la

Constelattion Brands y las desalinadoras en Rosarito por ejemplo, y los proyectos que apoya Bonilla.

Bonilla carga con el lastre de haber sido promotor de las empresas desalinadoras que se han promovido desde Estados Unidos para vender agua potable a ese país desde Rosarito, mismas empresas que Kiko Vega impulsó bajo la justificación de la escasez de agua en BC. Mientras este lastre subsista en la imagen de Bonilla, va a ser difícil que su lucha contra la corrupción tenga alguna credibilidad.

Un tercer factor que hace dudar del alcance del juicio contra Kiko Vega y de la cacería contra el panismo es que, al parecer, los gobiernos de Morena y de Bonilla no van a contar con grandes recursos económicos y financieros de parte de la federación, por lo que sus acciones pueden ser muy limitadas o mucho menos de lo que prometieron. Por lo que puede resultar más provechoso acampar en el campo de la política y de sus escándalos correspondientes.

Todo esto no quiere decir que no haya una auténtica intención de investigar y enjuiciar a los gobiernos panistas y a algunos de sus funcionarios por parte de Bonilla y de Morena, como una necesidad imperiosa para dotar a su gobierno de un rasgo de transformación, pero todavía falta ver si lo hacen correctamente y si están dispuestos a llegar “hasta las últimas consecuencias”.

No hay que olvidar que tanto Morena como Bonilla, no obstante su triunfo aplastante en las urnas, tienen un déficit de credibilidad y de confianza en amplios conglomerados de la población. Para gobernar y avanzar sus principales proyectos necesitan el respaldo de esa población que hasta ahora se mantiene expectante. Hasta ahora Morena sólo ha ganado el gobierno. El resto no.

En todo caso, como dice el dicho, “ver para creer”.

*El autor es analista político

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