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El coronavirus me da risa

Ni se me pongan sabrosos ni fufurufos, no se den golpes de pecho ni pierdan energía explicándome lo potencialmente peligroso que es el “coronavirus”, pues créanme que lo sé muy bien.

Ni se me pongan sabrosos ni fufurufos, no se den golpes de pecho ni pierdan energía explicándome lo potencialmente peligroso que es el “coronavirus”, pues créanme que lo sé muy bien. Hasta el momento solo hay 6 mil casos confirmados en China, donde existe una población de más de mil 200 millones de habitantes. A mí me causa curiosidad, que nuestra sociedad se aterre con algo desconocido, cuando a mí lo que me enferma y espanta (por ejemplo), es que tantas familias mexicanas vean series de narcos, se sepan las vidas de los capos, sus alianzas y hasta apodos, como si fueran próceres nacionales a los que admiran por su extremo estilo de vida y los ponen en un pedestal. Esas series y películas, de una u otra forma educan a nuestra sociedad. La “narcocultura” sí mata y de hecho las víctimas relacionadas con el tema, que se contabilizaron en un aproximado de 38 mil durante 2019 en México, superan a las de cualquier epidemia viral que se haya sufrido en territorio nacional. ¿Y a esas series y programas de televisión que pueden ver hasta los niños, nadie les tiene pánico?

Disculpen pero no deja de causarme gracia, la ola de sicosis colectiva que genera una latente amenaza a la salud global, que hasta el momento no ha cobrado más vidas que el ébola, el VIH o la simple malaria, que es una de las epidemias que más vidas cobra año con año en países subdesarrollados. Hace algún tiempo fue la gripa aviar, luego la fiebre porcina, después nos espantó el chikungunya o el sika y todas esas potenciales epidemias fueron controladas. Pero si gustan, hablemos de algo más cotidiano, como la mortífera diabetes, que México es realmente una pandemia imparable, acentuada por los altos índices de obesidad, gracias a que en las tiendas de conveniencia solo abundan tres productos de manera grosera y barata: azúcar, harinas y grasas. Pero claro, a eso ya nos acostumbramos y no nos causa horror. Pero oh Dios, el “coronavirus”, ¡qué terror!

Antes de espantarnos con cuentos chinos (lo digo con todo respeto), primero investiguemos lo que es una verdadera pandemia. Basta con googlear “peste bubónica”, que diezmó a la población europea en el siglo XIV. Tan solo entre los años 1348 y 1357, en Siena, Italia, de los 60 mil habitantes que vivían en dicha ciudad mercante, 40 mil murieron sin que existiera tratamiento que los pudiera salvar. Esas son pestes, esa es historia, eso es poner las cosas en su justa balanza y los que se me quieran ir a la yugular, solo cuenten hasta diez y hagan la tarea de investigar.

* El autor es graduado de la licenciatura en Derecho de la UABC, escritor y conductor de radio.

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