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El Papa, los perros y yo

Tengo cuatro perros, esos pequeños seres son mi vida y los quiero con amor verdadero.

Tengo cuatro perros, esos pequeños seres son mi vida y los quiero con amor verdadero.

Quizás si hubiera tenido hijos los hubiera amado con la misma intensidad, pero obviamente con más amor y responsabilidad, que a mis animalitos.

Pero resulta que decidí no tener descendencia, y eso no me hace egoísta, no me minimiza, ni me aturde, solo me coloca como una mujer con decisión en la vida.

Recientemente escuché los comentarios que hizo el Papa Francisco durante una asamblea general en el Vaticano, señalamientos que en lo personal los percibí sumamente insensibles y fuera de lugar.

Así dijo: “Muchas parejas no tienen hijos porque no quieren o tienen solamente uno porque no quieren otros, pero tienen dos perros, dos gatos… Sí, perros y gatos ocupan el lugar de los hijos. Sí, hace reír, lo entiendo, pero es la realidad. Y este hecho de renegar de la paternidad y la maternidad nos rebaja, nos quita humanidad”.

Quizás el Pontífice ignora que muchas mujeres padecen de esterilidad, lo que las coloca en la posición de no ser madres, sin ellas así decidirlo y con sus palabras las deshumaniza.

Tal vez, quien representa a la Iglesia Católica desconoce que muchas féminas padecen de abortos espontáneos por fallas biológicas en su organismo, lo que ante sus ojos las estigmatiza por no ser madres.

Posiblemente el Santo Padre no entiende que muchas mujeres deciden no ser madres, y se sienten completas con sus parejas, profesiones o mascotas y no quieren traer una vida más a este mundo lleno de desafíos donde la codicia de quienes nos precedieron crearon un sistema político y económico fincado en la corrupción y la voracidad.

Pero vamos a fantasear con el futuro que a los ojos del Pontífice hubiera sido el más indicado y solidario para mí como mujer: el ser madre.

Si hubiera sido madre estuviera “tronándome” los dedos porque mis hijos, después de terminar una carrera, tuvieran un buen trabajo. ¡Chanfle! Resulta que no hay trabajos redituables para los profesionistas (si no tienes padrinos en posiciones de poder), yo en carne propia lo viví y tuve que emigrar a otro país para una mejor vida. Por obviedad hay menos oportunidades para la gente de escasos recursos.

Y resulta que el planeta se está partiendo en dos, el cambio climático es cada vez más feroz, así que mis vástagos llegarían a la hecatombe, en términos de crisis climática. No sé cómo serían sus vidas, ni a qué desastres naturales, sociales y económicos, escasez de productos básicos y fenómenos meteorológicos extremos tendrían que enfrentarse, si a eso le sumas la eterna pandemia que estamos viviendo, y donde la misma Iglesia Católica ha augurado el comienzo del Armagedón.

Además, no tengo la paciencia, ni el control emocional para esperar un hijo a que regrese en la madrugada, o que sea presa de una adicción, o en el peor de los casos, perderlo, sentimientos que son muy considerados.

Así de sencillo es para mí, por eso decidí no tener crías, sin embargo respeto a todos los que son padres, adoro a los niños, amo a mis sobrinos a los que apoyo incondicionalmente y a mis ahijados que son mi vida.

No ser madre no me hace un ser egoísta, ni menos humano, más bien me defino como una mujer con determinación y conciencia en la vida.

Así que Don Bergoglio, siento contradecirlo, y aclararle que en mi corazón no hay espacio para la mezquindad, pero si hay mucho lugar para mis cuatro perritos:

Nuggets Alberto

Randolph Archibald

Chuchet

Jasper.

Y mi viejo y cascarrabias gato Newton.

* La autora es corresponsal en Nuevo México y Arizona de la Agencia Internacional de Noticias Efe.

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