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El Jona y los otros asesinados

No hay nada más triste que ver a un par de padres jóvenes luchando por que el crimen de su hijo no quede sin ser resuelto.

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No hay nada más triste que ver a un par de padres jóvenes luchando por que el crimen de su hijo no quede sin ser resuelto. Pero tampoco hay nada mas reconfortante que verlos caminado juntos por las calles, exigiendo la investigación del cobarde asesinato de su amado hijo. La enorme tristeza que los invade no fue un impedimento para que gritaran, con quienes nos solidarizamos con ellos, exigiendo justicia para Jona. Tal como lo hicieron nuestros hijos, Jona fue a una fiesta clandestina a unas cuantas casas de las instalaciones de la Partida Militar asentada en Tecate. En ese lugar inicia una riña que termina con el asesinato de joven tecatense. Dos características hacen extraordinaria esta pelea; primero, que quien lo agredió era un sujeto con mucha mayor experiencia en peleas, que además era azuzado por los presentes, y; segundo, que nadie intervino para auxiliarlo. Allí, entre un nutrido número de testigos, es apuñalado en varias ocasiones y con dos tipos de arma punzocortante, muriendo por esas lesiones.

De los 50 municipios más violentos en nuestro país, Tecate ocupa el lugar número 16. Peor característica no podríamos haber tenido. De ser una ciudad tranquila, pasamos a tener cerca de 200 asesinatos violentos en menos de un año. Podríamos justificar esto diciendo que es la misma situación en todo México, y no estaríamos faltando a la verdad. Lo que no es justificable de ninguna manera es que la impunidad debe ser muy cercana al 100%. Las autoridades judiciales parece que ya se sentaron en sus cómodas sillas, enfrente de sus escritorios y decidieron dejar hacer dejar pasar, estos sucesos.

El día de la Marcha por justicia para Jona, se hicieron presentes, además de muchos tecatenses solidarios y enojados por este cobarde asesinato, otras personas exigieron justicia para sus familiares ultimados. Una señora relató que hace más de cuatro años, saliendo de una fiesta con su hijo a altas horas de la noche, fueron agredidos por una banda de maleantes, su hijo fue asesinado y ella sufrió heridas graves. Desde el primer momento supo quienes fueron sus agresores y, como debe de ser, los denunció ante las autoridades correspondientes, pero hasta la fecha no los han aprehendido, no se vayan a molestar estos asesinos. La señora dice que son unos boxeadores. Posteriormente, otra señora nos platicó que hace siete meses, su joven esposo salió una tarde noche a comprar unos tacos para cenar en familia, después de haber departido con sus hijos. Tuvo la mala suerte de estar a la hora y el lugar equivocado y lo asesinaron sin deber nada. La viuda suplica que las autoridades judiciales le devuelvan el teléfono celular, para poder rescatar las últimas fotografías que se tomaron en familia. La Fiscalía, con frialdad y exenta del mínimo humanismo, no les resuelve nada. A ellos qué les importa el dolor ajeno.

Aunque no lo reconozcan los violentos asesinos y las autoridades judiciales insensibles, estamos llegando a un tope del cual no habrá marcha atrás, y buscaremos soluciones de manera cada vez más vigorosa. No nos detendrán ni seremos misericordiosos. Buscaremos darle vuelta a la tortilla y vivir como lo merecemos: con tranquilidad, seguridad y exentos de riesgos fatales. Exijamos justicia para todos. Vale.

* El autor es Lic. En Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC

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