Dónde pones la atención
Winifred Gallagher es una escritora sobre temas científicos.
Winifred Gallagher es una escritora sobre temas científicos. Un día descubre la relación entre la felicidad y donde pones la atención: tras un examen médico le dan el diagnóstico, un cáncer muy agresivo y relativamente ya avanzado.
Winifred sale devastada de la clínica. Pasados unos días, y gracias a su experiencia en temas científicos, tiene una intuición: “esta enfermedad quiere monopolizar mi atención, pero yo en la medida de lo posible voy a concentrarme en mi vida”,
Qué hace
El tratamiento para el cáncer es agotador, pero una parte del cerebro de Winifred sabe si sigue concentrándose en lo bueno de la vida (películas, caminatas y su martini a las 6:30) le serviría para salir adelante. Gracias a ello su proceso fue incluso agradable muchos momentos.
Motivada por la curiosidad, Gallagher decide estudiar el papel que desempeña la atención, en que decidimos concentrarnos y que podemos ignorar a la hora de determinar nuestra calidad de vida.
Winifred está convencida de que un manejo diestro de la atención es la condición sino qua non de una buena vida y la clave para mejorar prácticamente cualquier aspecto de nuestra experiencia.
El estudio de Gallagher nos lleva a un aspecto vital: tendemos a poner demasiado énfasis en las circunstancias, aquello que nos ocurre o deja de pasar, y eso determina cómo nos sentimos. Winifred no coincide con esta visión de la vida. Afirma que lo que ocurre es que el cerebro construye nuestra forma de ver el mundo sobre la base de las cosas a las que prestamos atención. Si diriges toda tu atención a un diagnóstico de cáncer, tú y tu vida se vuelven tristes, pero si la diriges tu atención a un martini vespertino, tu y tu vida son mucho más agradables. Gallagher lo resume así: “Quien eres tú, que piensas, sientes y haces, y que te gusta son producto de la sumatoria de aquello en lo que tú te concentras”.
Aplicación práctica
Este aspecto del manejo de la atención nos puede ser de gran utilidad. Pongamos un ejemplo: una desavenencia conyugal, con un socio, con un hijo, en lugar de conectarnos en los motivos de la discusión, podemos fijarnos que al menos hemos puesto sobre la mesa los puntos álgidos que estamos debatiendo, y considerarlo como un primer paso hacia la solución del problema y del mejoramiento de tu estado de ánimo. Probable veas esto muy simple, pero es real.
Conclusión estimado lector: podemos gracias a donde ponemos la atención empezar a mejorar nuestro mundo sin cambiar nada en concreto de el. ¿Te late?
*- El autor es socio del Despacho Ballesteros y asociados.
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