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Contraproducente

El primer paciente psiquiátrico que atendí fue como pasante de medicina en el municipio Felipe Carrillo Puerto en 1974.

El primer paciente psiquiátrico que atendí fue como pasante de medicina en el municipio Felipe Carrillo Puerto en 1974. Una mujer maya que no hablaba castellano, como la mayoría, tenía un episodio maníaco, que entonces se llamaba psicosis maniaco depresiva, hoy trastorno bipolar. Esta mujer tenía la idea, considerada loca por las autoridades mestizas, de que los arqueólogos americanos, los fuereños en general, iban a terminar con su mundo. La pirámide de Cobá, a pesar de ser la más alta de la Riviera Maya, estaba cubierta por la selva, solamente unos diez metros cuadrados llevaban excavados cuando la mujer maya les quemó la palapa que cubría el área y los hizo huir por el machete con que los amenazaba. Ya corría la voz de que estaban empezando por Cancún, efectivamente en ese año se puso en marcha los primeros hoteles, temo les tocó ver una década después que decía la verdad dentro de su desenfreno. Estuve año y medio incursionando por lugares tan aislados que salían corriendo de sus aldeas antes de que llegáramos con las vacunas, mis amigos mayas me llevaron a largas expediciones de días, a lugares húmedos y densos en el que los que no conocían la zona se morían de sed o por mordedura de nauyaca. Los cenotes estaban muy resguardados por la selva y los locales no las usaban como recreo, eran lugares sagrados. Los animales se cazaban solamente para alimento, abundaban el venado, tepezcuintle y armadillo, eso comía casi diario, no había otra cosa, es la fecha que no pruebo el venado de nuevo por lo saturado que quedé del sabroso y penetrante sabor. Todo se ha acabado, la fauna está reducida a un mínimo y la flora ha padecido incendios y destrucción enorme. Yo estoy en contra del tren maya, no entiendo la ocurrencia del presidente, pero no por las razones que argumentan muchos ambientalistas. La realidad es que el daño ya está hecho y el tren como tal será un pequeño agregado más. Me opongo porque provocará un aumento de la mancha urbana y consecuente deterioro. Porque será para el servicio de los turistas “cancuneros”, la antítesis del ecoturismo, y enriquecimiento de los mega ricos. Un contubernio del Banco de México con el gobierno acaparó las joyas de la corona esperando el desarrollo de la enorme inversión con dinero del pueblo en Cancún. El desastre ya ocurrió, es irreversible. El tren maya es, paradójicamente, un proyecto neoliberal al servicio del capital, vaya traspié de la 4T. No ayudará al pueblo original, de hecho, acabará de asimilarlos como empleados mal pagados. Ya está sobresaturado turísticamente, mientras en otros países limitan los visitantes para conservar, acá lo contrario. Réquiem por Quintana Roo.

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