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Confundidos y nos confunden más

Los mexicanos, por diversas razones políticas o sociales, siempre estamos confundidos.

Los mexicanos, por diversas razones políticas o sociales, siempre estamos confundidos. Y de repente, las autoridades, nos confunden más. El pasado jueves hubo un incidente tremendo en Culiacán en donde las balaceras entre elementos de la seguridad pública y narcos tuvieron varias refriegas por un operativo para capturar a un miembro de las familias más encumbradas del narcotráfico (la primera versión que se nos dio fue que era solo un patrullaje).

Y con toda la información que salió de las redes sociales, los medios de comunicación y al final, del gobierno, nos confundieron más. ¿Fueron a un operativo preparados? ¿No previeron resistencia? ¿Por qué no hubo estrategia para resguardar a la gente? ¿Por qué liberaron a un capo? ¿Por qué versiones distintas oficiales de un día para otro? ¿Por qué los resultados vistos, difieren de los que nos dan oficialmente?

Hasta donde nos dicen, se sabe y vimos, es que el ejército, la marina, la policía y la guardia nacional cumplieron con su encomienda. Todo lo que resultó después, fueron órdenes de la gente de corbata. ¿Pues con qué estrategia los mandaron? ¿Hubo inteligencia militar? Si acaso hubo inteligencia y estrategia ¿No se evaluará a quien planeó, ya que el asunto fue abortado?

Nos comentan que el “aborto” fue para que no hubiera matanza. ¿Por qué se les olvidan las matanzas que a diario se presentan en todo el territorio nacional? ¿Recordarán cuántos crímenes tiene ese cártel en su haber? ¿Sabrán cuántos más estarán cometiendo hoy? ¿Recordarán el peligro de las drogas para nuestra gente, en especial nuestra juventud? ¿Tendrán una idea de lo que piensan los soldados y policías, al arriesgar su vida por nada?

El gobierno no puede renunciar a la obligación de mantener la paz y la seguridad de la población. Jamás puede negociar con los criminales. Estimaciones no confirmadas, hablan de que en la lucha contra el narcotráfico han muerto entre 250 mil y 300 mil personas (obviamente faltan por descubrir muchas más), mediante ejecuciones, enfrentamientos entre bandas rivales y agresiones a la autoridad. Estos números engloban a narcotraficantes, gente de los cuerpos de seguridad y civiles. Entre los civiles se encuentran periodistas, defensores de los derechos humanos y personas sin identidad o no identificadas que son ejecutadas por los cárteles. ¿Y se deja libre a uno de los principales causantes de todo? ¿Para que nos siga envenenando?

Con lo sucedido en Culiacán, no solo quedamos más confundidos, sino indignados, impotentes y con desilusión. Y, además, estaremos enfrentados al aferrarnos cada cual, como siempre, a nuestro punto de vista.

Me gustaría que en una de las conferencias “mañaneras”, nos dejaran hablarles sobre nuestros casos de secuestro, de los desaparecidos, de las víctimas muertas, de los sobrevivientes, de las amenazas, etcétera. Sí, sigo con el gobierno, pero con la condición de que, si le reclamo algo que veo mal, no me diga fifí, o neoliberal, o fuchi guácala. Que tome nota y se corrija en lo que debe. Quiero estar orgulloso de mi autoridad, no confundido.

* El autor es asesor administrativo, presidente de Tijuana Opina y coordinador de Tijuana en Movimiento.

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