Con solo ser buenos
AMLO dice que el joven es bueno por naturaleza y son los malos los que confunden y atrapan a estas blancas palomas.
AMLO dice que el joven es bueno por naturaleza y son los malos los que confunden y atrapan a estas blancas palomas. Y entonces, ¿de dónde salieron los malos?, es insistir en que la corrupción no es también un problema cultural. Llevará más de una generación erradicar la corrupción en la vida cotidiana por obediencia ciudadana, denuncia o respeto a las reglas, por ejemplo, con la basura. Es parte de una herencia centenaria de corrupción y pobreza que no se resolverá limpiándose solamente en las esferas altas, entre los más ricos y entre los de más alto puesto gubernamental. Si este sexenio consigue hacer una buena limpia de corrupción en niveles superiores ya sería una gran ganancia, la batalla con la corrupción en la cultura de lo cotidiano será otra batalla del futuro.
Otra ingenua ocurrencia de AMLO es la retocada y recortada Cartilla Moral, originariamente del conservador Alfonso Reyes, escrita en un fin de semana de 1944. Le pidió el gobierno un par de páginas y entregó un mamotreto de supremacía cristiana que ha tenido varias modificaciones, empezando por él mismo que se vio obligado a retirar: “La moral de los pueblos civilizados está toda contenida en el Cristianismo. El creyente hereda, pues, una moral ya hecha.” Hablar de cuerpo y alma ya representa una posición no científica ni sociológicamente sostenible. Hay cierta equivalencia con la lectura judeocristiana de la bondad. Además, su estética ideológica está en el nacionalismo, nada que ver con el internacionalismo de la original. Quizá contenga algo de la compleja negociación presidencial con los evangélicos, las iglesias evangélicas anunciaron su amplia distribución. Leemos: “En esta dependencia de algo ajeno y superior a nosotros, el creyente funda su religión; el filósofo, según la doctrina que profese, ve la mano del destino o la ley del universo; solo el escéptico ve en ello la obra del azar”, la fe por encima de la ciencia. Curiosamente no se dio cuenta de la gran verdad en eso de que hay que ser escéptico para identificar el azar. La cartilla evade cuestiones contemporáneas fundamentales como las de género, diversidad, opresión, colonialismo, etc. Menciona la naturaleza evadiendo la emergencia moderna que lleve a su cuidado real. Evita una propuesta ideológica progresista y se apoya, como en muchos discursos de AMLO, en simplemente “ser buenos”. El referente por excelencia de la cartilla es del orden de lo espiritual. Como que no checa con la izquierda, al presidente lo traiciona su vocación de educador de civismo. La moral es del terreno de lo privado, no del estado. Parece una ideología de buenos y malos, una de indios y vaqueros. No le hará daño a nadie, pero se quema la pólvora en infiernitos.
* El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.
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