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Chillan como puercos atorados

“Chillan como un puerco atorado en un cerco”, fue la analogía que utilizó el Gobernador del Estado para referirse a los empresarios, me incluyo, que no nos gustó el aumento de impuestos decretado a la vieja usanza (de noche, al final del periodo y en lo oscurito) por el Congreso de Baja California el 31 de diciembre a las 9 pm.

“Chillan como un puerco atorado en un cerco”, fue la analogía que utilizó el Gobernador del Estado para referirse a los empresarios, me incluyo, que no nos gustó el aumento de impuestos decretado a la vieja usanza (de noche, al final del periodo y en lo oscurito) por el Congreso de Baja California el 31 de diciembre a las 9 pm.

¿Tiene razón? Quizás sí, porque hay mucho descontento entre los que generamos empleos y hacemos que la economía siga funcionando. En lo que se equivoca es en generalizar los motivos, porque el sector empresarial en este momento es todo, menos un sector (cada quien anda para y por su lado) aun cuando hay una franca y profunda animadversión a pagar más impuestos. Y no, no es que se regatee el pago de lo que corresponde según la ley. No. Lo que da coraje es que el Gobierno se sigue haciendo guaje con lo evidente: Nos sigue cobrando a los mismos.

Hay un estimación de que solo 4 de cada 10 personas en posibilidad de contribuir somos los que pagamos para que se mantengan los malos -muy malos- servicios que nos proporciona.

El otro 60% también exige buenas calles, mejorar el tráfico, tener servicios públicos completos, pero no hace nada por pagar impuestos o, peor aún, no hay político que se atreva a cobrarles.

Soy de los que estoy convencido de que el nivel de evasión fiscal en nuestro país y en nuestra región está en niveles alarmantes y ahí están varios sectores para comprobarlo: El comercio informal, llámese ambulantes, sobre-ruedas o ventas por catálogo. Le siguen los prestadores de servicios profesionales como médicos y abogados. O los transportistas locales como taxis y calafias. Ahí es donde el Gobierno tiene una beta de ingresos que sigue sin explotar pero que le sigue dando miedo hacerlo.

Es evidente que no habrá forma de salir del hueco financiero que dicen que encontraron en el Estado si piensan que los mismos 4 van a contribuir con más, podamos o no, y ahí es donde hay mucho trabajo para aumentar la base de los contribuyentes que debemos cumplir.

Los Gobiernos existen para poner orden en la diaria convivencia y para ello es necesario que haya equidad en las contribuciones de todos. El problema es que no la hay. Anda circulando en redes sociales, por ejemplo, un texto que se queja de que grandes empresarios y filántropos no pagan el impuesto predial municipal (vía un amparo), pero la realidad es que la base de dicho cobro es ilegal: tan ciudadano un trabajador de maquiladora como el dueño de una cadena de supermercados ¿por qué cobrarle más a uno que a otro por un predio del mismo tamaño?

El problema de este país es que seguimos en la “lucha” de los pobres contra los ricos. Si tienes más debes pagar más, en proporción, pero no castigando el éxito, como se intenta conceptualizar ahora.

Es una falsa premisa creer que por tener un negocio o ser muy bueno al proporcionar servicios profesionales, nos tenemos que convertir en entes que subsidian a quienes no han podido hacerlo por sí mismos. Tan lo es que ninguna política pública de subsidios y dádivas ha podido abatir los problemas de pobreza. Enseñar a estirar la mano no funciona ni funcionará porque hace a la gente conformista, “huevona”, apática.

En lo que tenemos que estar empeñados es en construir ciudadanía: Gente responsable, con visión, con empuje. Ciudadanos que crean que el trabajo duro y enfocado los puede sacar adelante. Quizás así no chillaríamos.

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