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‘Chico’ Che y la crisis

No se necesita un ataque de ciberseguridad en los archivos de la Sedena o de las cuentas personales de López Obrador, para saber que el presidente de la república es un admirador de su paisano Francisco José Hernández Mandujano, mejor conocido como Chico Che, fallecido hace más de 30 años.

No se necesita un ataque de ciberseguridad en los archivos de la Sedena o de las cuentas personales de López Obrador, para saber que el presidente de la república es un admirador de su paisano Francisco José Hernández Mandujano, mejor conocido como Chico Che, fallecido hace más de 30 años. Su música, pero sobre todo la letra de sus pegajosas canciones, han sido utilizadas al menos en tres ocasiones por el primer mandatario de la nación, para responder y/o atacar a sus críticos y detractores.

Es una estrategia que le ha funcionado. Utilizar los dichos y la música en plena mañanera para desviar la atención a los señalamientos, serios en muchas ocasiones, en contra de la administración lopezobradorista y el grupo en el poder, genera regularmente un cambio radical en la discusión nacional. De la denuncia pública que, de haber seriedad, debería ser investigada, se va a la burla y en consecuencia al cesto de la basura, no sin pasar antes por la utilización de las redes sociales y medios al servicio presidencial para denostar a quien se haya osado poner en duda la integridad, moralidad y honestidad del tlatoani mayor.

La mañanera de ayer no fue la excepción. No obstante la gravedad del caso, como es el ataque cibernético a los servidores de la Secretaría de la Defensa Nacional y la exhibición de documentos que revelan el estado de salud del presidente de México y que se ha ocultado como secreto de estado argumentando “seguridad nacional”, entre otros temas no menos delicados, López Obrador recurrió de nuevo a la música y pidió una canción de su paisano para responder al cuestionamiento de la prensa. Aceptó, sí, que el hackeo se había dado y que efectivamente está enfermo. De un “secreto de estado” pasó a ser la víctima de una conspiración mundial teniendo de fondo la interpretación de su cantante favorito.

Irónico -contra la ironía no hay defensa, me aconsejaba Don José Alberto Healy Noriega cuando iniciaba este oficio- López Obrador fanfarroneaba que las revelaciones la noche del jueves pasado por Carlos Loret de Mola “no lo dejaron dormir”. Pero tal vez fue cierto, porque está claro que el presidente duró toda, o parte de la noche, en buscar en su playlist o sus discos de acetato alguna melodía de Chico Che que mejor se apegara a su mensaje. Y fue “Que no me quiso el ejército” la que escogió para tratar de difuminar el escandaloso problema en el que están metidos él, la Sedena y, para variar, el país.

Pero si para el presidente López Obrador su salud y el hackeo a documentos clasificados por su gobierno es motivo de risa y vacilada, lo que podría venirse con los miles de archivos desclasificados que están en poder de Latinus y Loret de Mola puede que toda la discografía de Chico Che no sea suficiente para responder a lo que ahí, en esos oficios, correos, fotografías, capturas de pantalla, aparece y que involucran al Ejército y fundamentalmente a su Comandante Supremo. Todo esto en 36 millones de documentos PDF, 1.5 millones de fotografías y 3 mil horas de video, almacenados en 6 terabytes, o sea para que lo entendamos mejor, unos 6 mil gigabytes. Bueno…mucho espacio.

Y menos cuando la organización Guacamaya Hacks, organizadora del ataque a los servidores de la Sedena, ha lanzado desde ayer mismo, en inglés y español, en su perfil de twitter @GaucamayaHacks, una serie de advertencias al presidente López Obrador en las que le señalan que lo revelado sobre la salud es lo de menos y que “… solo usted sabe la información que viene y saldrá a la luz. Le sugieren que tome una buena decisión y cierran con #AMLORenunciaYa”. “Estamos con México, mer(e)cen saber la verdad del Gobierno y salud del Presidente, entre otras cosas”, agregan en otro twitt.

Loret de Mola y LatinUs tienen en sus manos información muy importante, pero también, seguramente, delicada. Su posible difusión debe tener “parados de pestañas” a muchos actores de la vida política nacional, incluyendo al presidente López Obrador, aunque ahora en su papel de víctima de una conspiración mundial, intente mostrarse sereno.

Pero, a propósito de dichos que tanto gustan al presidente, las desgracias nunca llegan solas. Otro golpe a la credibilidad y la imagen presidencial está en el horno de editorial Grijalvo con la edición del libro “El rey del Ca$h. El saqueo oculto del Presidente presidente y su equipo cercano”, obra de la periodista Elena Chavez, ex esposa de César Yáñez, ex hombre de confianza de López Obrador y en el que se anuncian importantes revelaciones que pegan a la honorabilidad y honestidad del presidente de México.

Tanta información dará, dicen los de Guacamaya Hacks, para muchas publicaciones, de tal manera que, si de canciones de Chico Che se trata, ly eso lo digo yo, lo que queda de la oposición política ya debería ir buscando, para dedicársela a YSQ, aquélla, alegre, rìtmica y bailadora que dice “Qué culpa tiene la estaca, si el sapo salta y se ensarta”…

*El autor es periodista con 45 años de experiencia, licenciado en periodismo, asesor en comunicación y marketing político, consultor de medios

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