Changarro
No tengo excusa, dejé de atender mi changarro por andar en dimes y diretes de la incorregible politiquería en la que se encuentra atrapado nuestro país.
No tengo excusa, dejé de atender mi changarro por andar en dimes y diretes de la incorregible politiquería en la que se encuentra atrapado nuestro país. ¡Pero, qué necesidad! Cuando lo mío es ser desmenuzador de palabras y perseguidor de significados. Más, arrepentido, retomo la vereda de la lingüística…
Aunque no me extrañaría que me saliera un aferrado patriotero reclamándome por decir que changarro llegó durante la Colonia al Nuevo Mundo procedente de Andalucía. Por aquello de que lo español es pernicioso para nuestro país… ¡Ay, otra vez, no puedo sacudirme las necias ocurrencias mañaneras!
Me concentro y vuelvo a lo de changarro que en México es un tendejón o tienda pequeña por lo general mal surtida. Muy distinto a lo que figurativamente representa como el espacio de cada uno para realizar su trabajo. Y éste puede ser un comercio, un despacho, una oficina y hasta un simple escritorio con una laptop y una libreta con su lapicero como enseres de trabajo.
Un changarro para ganarse desde unos varos hasta harta marmaja… ¡lana pues! Aquí surgen otros mexicanismos: varos se les llama a los pesos y marmaja a una gran cantidad de dinero. No me diga que nunca ha dicho: ¡Me gustaría tener tanta lana como el mismísimo Carlos Slim, que está forrado hasta las cachas!
Clavos, feria, morlacos, morralla, quintos, suelto y algunas otras palabras que utilizamos los mexicanos (de cierta edad) para referirnos al dinero y las monedas que nunca sobran y seguido faltan.
LA PALABRA DE HOY: CHANGARRO
Desde tiempos inmemoriales, los gallegos le llaman “changa” a un negocio de poca monta; se cree que al llegar la palabra al nuestro continente se modificó por “sangarro”, que en el español antiguo y por razones onomatopéyicas era un cencerro, especie de campana que se le cuelga al ganado para localizarlo cuando se aleja. Después pasó a ser changarro o tendejón.
Una consecuencia negativa para los changarros en México por la pandemia del COVID 19 es que muchas personas dejaron de ir a esos locales por temor ante la posible falta de medidas sanitarias.
DE MI LIBRERO: ESPERANZAS EN PAPEL DE ARROZ
De entrada le aclaro que el papel de arroz es el que se utiliza para envolver los cigarros de marihuana y las esperanzas son de mujeres -amas de casa- que ante la difícil situación económica que padecen junto con sus familias se dedican al narcomenudeo…
La novela de Susana Murga, “Esperanzas en papel de arroz”, ficción basada en la cruda realidad de mujeres que no pueden conseguir un empleo digno abren su propio changarro -fijo o ambulante- para vender marihuana al menudeo.
La protagonista, Carmela, endrogada hasta el techo con deudas que nomás no puede pagar conoce al Persi, narco distribuidor de la zona, quien le da en un santiamén la solución a sus problemas…
Lo hace porque: ¿quién va a sospechar de una señora ama de casa como vendedora de cannabis? Así, en muchos barrios, además del Oxxo y la tiendita de la esquina, hay otros singulares changarros.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí