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Capítulo 23 del T-MEC

La relación México-Estados Unidos se rige principalmente alrededor de tres ejes: migración, seguridad y comercio.

La relación México-Estados Unidos se rige principalmente alrededor de tres ejes: migración, seguridad y comercio. En épocas electorales, los candidatos estadounidenses naturalmente abordan estos temas en aras de atraer ya sea el voto “latino” o movilizar el voto anti “latino”.

No obstante, si algo caracterizó al reciente proceso electoral fue la ausencia de la agenda México y sus tres ejes en la conversación pública. La pandemia y la economía acapararon todos los reflectores en medios y campañas. Esto no quiere decir que el próximo ocupante de la Casa Blanca no tenga sus planes con respecto a México. Hay un tema que quizá no se discuta tanto mediáticamente pero que cobrará especial importancia en la relación México-Estados Unidos: las disposiciones laborales del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

La administración Trump tuvo como una de sus propuestas centrales la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Durante la fase de negociación se dio especial énfasis en las condiciones laborales y salariales del trabajador mexicano. En México, los salarios son muy bajos y los sindicatos son dóciles; el contexto ideal para llevar a cabo la manufactura de bienes encaminados para consumo en Estados Unidos. A lo anterior, debe añadirse la entrada de China al comercio mundial para comprender el debilitamiento del empleo de manufactura en Estados Unidos. Trump ganó en parte precisamente por esta promesa de rescatar la manufactura estadounidense. México fue el blanco fácil.

La legación mexicana encabezada inicialmente por Ildefonso Guajardo fue cautelosa a la hora de renegociar con los tiburones de Trump, los tres países tuvieron que hacer concesiones buscando un ganar-ganar para todos. Los demócratas insistieron inicialmente en endurecer el tema laboral, pero se dejó pendiente para el cambio de gobierno con López Obrador. Al inicio de su administración se aprobaron reformas a nuestra legislación laboral que pretenden mejorar las condiciones de trabajo del empleado mexicano; un punto clave para lograr esto fue buscar fortalecer las relaciones colectivas de trabajo. Por supuesto como toda reforma legal en México, su implementación se ha quedado más que corta. Los estadounidenses exigieron mayores garantías para asegurar el cumplimiento de esta reforma laboral.

En este orden de ideas, el actual gobierno mexicano en un acto de aparente negligencia o sumisión aceptó todas las peticiones en materia laboral de Estados Unidos, incluyendo las inspecciones de trabajo por parte de funcionarios estadounidenses en territorio mexicano para auditar las condiciones de trabajo en centros laborales. Si bien estas disposiciones aún no han sido implementadas, miembros de la futura administración Biden ya han vaticinado que van por la aplicación estricta del capítulo laboral del T-MEC. Buscan democratizar las relaciones sindicales y mejorar las condiciones salariales y de trabajo del empleado mexicano.

A primera vista suena genial, los estadounidenses harán el trabajo que nuestro gobierno incompetente no puede hacer. El tema es que no sabemos cómo funcionarán estas inspecciones, las sanciones contempladas o su verdadero alcance. Podría representar una gran oportunidad para el desdichado trabajador mexicano. Podría debilitar (aún más) el atractivo de inversión en México. Podría formalizarse la total sumisión del gobierno mexicano a las exigencias del gobierno estadounidense. Tiempos interesantes para la relación México-Estados Unidos.

*- El autor es abogado y estudiante de maestría en administración y políticas públicas.

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