Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

Alhóndiga

La construcción de la Alhóndiga de Granaditas resultó ser un momento que unió las vidas de dos hombres que posteriormente lucharon en bandos diferentes, uno para defender la toma del edificio y otro para apoderarse de él.

La construcción de la Alhóndiga de Granaditas resultó ser un momento que unió las vidas de dos hombres que posteriormente lucharon en bandos diferentes, uno para defender la toma del edificio y otro para apoderarse de él. En el año 1810, el primer movimiento independentista de México se encontraba en pleno desarrollo. Las tropas insurgentes dirigidas por Miguel Hidalgo se hallaban presentes en la ciudad de Guanajuato, donde tenían sitiada la Alhóndiga de Granaditas. Un regimiento de soldados realistas estaba acuartelado en las instalaciones con el fin de defender el edificio, en el que además de soldados, también estaban presentes civiles incluyendo niños y mujeres que buscaban resguardo ante el inminente enfrentamiento bélico. Los insurgentes planeaban abrir dicho edificio, el cual era utilizado como almacen y mercado de granos, que contenían el excedente de las cosechas que eran recogidas durante todo el año. La Toma de la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato consistió en un acontecimiento bélico y armado que se llevó a cabo el 28 de septiembre del año 1810, donde se destaca que fue en los inicios del movimiento independentista en esa región de México. Es por ello que para los realistas era sumamente importante proteger el edificio, ya que el alimento allí almacenado servía de provisiones para las tropas realistas así como al resto de la población. Fue en este enfrentamiento que Juan José de los Reyes Martínez, mejor conocido por el sobrenombre de “El Pipila”, tuvo una participación valiente y determinante. Entre los participantes en este movimiento se puede nombrar a los soldados realistas, miembros del gobierno español, los cuales tuvieron que refugiarse por orden del Intendente Juan Antonio Riaño dentro del edificio. Y por el otro lado, al ejército de insurrectos que atacaron la ciudad de la mano de Miguel Hidalgo e Ignacio Allende con el fin de eliminar al ejército recluido dentro de la Alhóndiga. Fueron muchos

los personajes que contribuyeron a la toma de la Alhóndiga en aquel momento crucial, pero podemos destacar al menos uno de cada bando, los cuales curiosamente se conocían y eran amigos, uno de ellos fue Juan Antonio de Riaño y el otro Miguel Hidalgo. En 1792 Riaño es nombrado intendente del conocido Centro Minero de la ciudad de Guanajuato, y ahí precisamente entabló amistad con Miguel Hidalgo, quien inclusive fue su asesor. Luego, en el año 1797 fue nombrado caballero de la Orden de Calatrava. Allí permaneció hasta su muerte en el año 1810, mientras dirigía la defensa del edificio frente al ataque de Miguel Hidalgo y sus hombres. Cuando Riaño y su gente se enteran de la llegada de los insurgentes a la ciudad con el fin de tomarla y apoderarse de ella, inmediatamente ordena a las tropas defensoras españolas y también a sus familias que se resguarden en el famoso edificio llamado la Alhóndiga de Granaditas, ya que este edificio por su construcción se prestaba para actuar como una buena fortaleza frente al ataque que se aproximaba, además de que contenía víveres dentro, con lo que podrían sobrevivir algún tiempo. Después de luchar por varias horas seguidas, Riaño quien estaba defendiendo la Alhóndiga resulta asesinado junto a algunos de los españoles que se habían refugiado en ese edificio, a los sobrevivientes soldados y civiles no les quedó otra opción que rendirse ante los insurgentes. A pesar de ello, los insurgentes logran atravesar la puerta de entrada a la Alhóndiga, comenzando a masacrar a todo aquel que se encontraba dentro del lugar, tanto al ejército realista como también a todos los civiles refugiados allí incluyendo niños y mujeres, fue una masacre de odio y rencor social alimentado por los promotores de la independencia, un hecho que siempre lamento Hidalgo. El promover el odio, el rencor social y la división entre los mexicanos puede traer consecuencias funestas para la paz, Dos Bocas es un ejemplo de ello. Pleitos entre bandos conocidos por el control entre los sindicatos afines al gobierno y los que no lo son. Cuidado.

*- El autor es ex presidente de la Federación de Colegios de Ingenieros Civiles de la República Mexicana.

En esta nota