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¿AMLO de izquierda o de derecha?

La 4ta transformación tiene como principio fundamental la extinción del viejo régimen al cual se ha dado en llamarle el Neoliberalismo.

La 4ta transformación tiene como principio fundamental la extinción del viejo régimen al cual se ha dado en llamarle el Neoliberalismo; el presidente de la república se ha empeñado en desaparecer aquello que según él “le ha hecho tanto daño al país” y todos los días se la pasa echándoles la culpa a sus predecesores; creemos que ya es tiempo de que asuma su responsabilidad como “jefe de estado”. No se quiere que repita lo que le sucedió a Vicente Fox quien, a pesar de contar con la inmensa aprobación de la sociedad, no cambió nada y sí continuó con la misma tónica de gobierno de sus antecesores.

No será tarea fácil terminar con la corrupción, impunidad y la inseguridad, problemas que nos aquejan a todos los mexicanos, aunado a ello, vemos mucha resistencia por parte de los grupos fácticos que tienen intereses y privilegios que no desean perder. Esto es un monstruo de mil cabezas, una madeja bien enredada que requiere tiempo e incluso no podrá ser desmantelado en solo dos años aquello que se ha construido durante décadas; para terminar con el viejo andamiaje se requiere el concurso de toda la ciudadanía, es decir, un país con ciudadanos comprometidos con su nación.

Hasta ahora hemos visto una concentración del poder en un “solo hombre”, pero, además, su gobierno está integrado por muchos que en su momento fueron sus adversarios políticos, que pertenecieron al “viejo régimen”. Su gobierno, a punto de cumplir un año, no es de izquierda, pero tampoco de derecha, más bien se parece a un proyecto republicano. Han sido muchos los problemas que han surgido, escándalos de corrupción, impunidad, desapariciones, condonaciones fiscales, privilegios, e insensibilidad de la clase gobernante. A López Obrador se le ha acusado de populista o neoliberal, de autoritario o libertario, de trasformador o conservador.

Ha roto con todos los estereotipos, está a favor de la repartición de la riqueza, expandiendo el gasto social; ha rechazado nuevas expropiaciones; no quiere cobrar más impuestos; tampoco endeudar al país pidiendo dinero al exterior; no quiere operar con déficit fiscal. En fin, pudiéramos abordar muchos temas, sin embargo, si la economía no crece, el gobierno no puede seguir subsidiando a tantas personas. Por otra parte, también se le acusa de destruir instituciones, e insiste en la aplicación estricta de la “Ley”. Ha puesto tras las “rejas” a lo más representativo de la corrupción en México como el caso del abogado de “ratas” de cuello blanco Juan Ramón Collado; Rosario Robles Berlanga acusada por la llamada “estafa maestra”; se ha cuestionado sobre la honestidad del ex ministro Eduardo Medina Mora y sobre la deshonestidad comprobada del líder petrolero Carlos Romero Deschamps en Petróleos Mexicanos.

Así continúa López Obrador en su peregrinar en busca de erradicar todos los males que aquejan a la sociedad mexicana, pero lo más importante es crear o formar una ciudadanía honesta, participativa y consciente para evitar los vaivenes de los mandatarios que en el futuro gobiernen este grandioso país sin etiquetas, simplemente una “ciudadanía republicana”, para impedir los estereotipos de izquierda o de derecha. De esta forma, los futuros ciudadanos se sentirían orgullosos de su pasado y de su porvenir actuando y participando en asuntos de estado.

México es una gran nación y los mexicanos nos crecemos ante las adversidades, si tenemos un buen capitán en este barco, no habrá obstáculos que puedan impedir nuestro avance, llegaremos muy lejos porque nos lo merecemos, esto es imperante y está más allá de colores partidistas.

* El autor es economista egresado de la UABC.

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