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A cuatro meses de iniciada la crisis sanitaria

Hace cuatro meses, en este mismo espacio mencionaba, que la realidad nos estaba alcanzando, ante la constante negativa de las autoridades, que mencionaban que no había riesgo de crisis económica ni del Coronavirus (Covid 19).

Hace cuatro meses, en este mismo espacio mencionaba, que la realidad nos estaba alcanzando, ante la constante negativa de las autoridades, que mencionaban que no había riesgo de crisis económica ni del Coronavirus (Covid 19).

Mencionaban que la economía mexicana iba mejor que nunca, que estábamos creciendo y que los datos publicados por INEGI y otros organismos de análisis económicos que pronosticaban una contracción de la economía no eran correctos. Que el Coronavirus, era enfermedad que solo pegaba a los ricos, pero que las personas pobres y decentes eran inmunes al contagio.

Hoy la realidad se nos muestra diferente y las cifras de los efectos del Covid en México así como las más de 36 mil mexicanos fallecidos víctimas del Covid es una realidad. Esta crisis de salud cobra su primeras víctimas en el mes de febrero y a partir de ahí, ha generado una verdadera crisis en el sistema de salud del país, dejando en evidencia la precariedad de las instalaciones y lo limitado de recursos materiales que de las mismas tienen para hacer frente a este epidemia.

No quiero emitir juicios de valor, ni me considero con la capacidad profesional para hacerlo respecto si se ha manejado bien o mal la crisis sanitaria, lo que sí es evidente, que la información que se ha generado a nivel nacional y los pronósticos que se hacían respecto a que se estaba dominando tal emergencia, han quedado en afirmaciones sin sustento y han evidenciado una desinformación, que está generando mayor incertidumbre respecto al futuro de la epidemia.

La crisis sanitaria se ha sumado como otro elemento más para alterar el ritmo de la actividad económica y si la economía mexicana a principios de año mostraba signos de contracción, después de una año (2019), con tasas negativas de crecimiento, las medidas que ha forzado tomar la crisis sanitaria, ha generado una paralización sustantiva en la actividad económica en todos los países del mundo. En México esa medida ha agudizado esa tendencia de decrecimiento económico y ahora los pronósticos son de tasas negativas cercanas al 10 por ciento.

Derivado de la crisis económica se están perdiendo a nivel nacional más de 1.5 millones de empleos formales, más los que se sigan sumando, han cerrado definitivamente o salido del mercado un número importante pequeños negocios que no pudieron soportar el paro tan prolongado de actividad sin tener ingresos, y las empresas que han sido capaces de soportar están operando a la mitad de su capacidad, esperando que lleguen tiempos mejores.

Una de las grandes oportunidades para poder crear oportunidades de empleo es la activación del TMEC, pero eso también requiere de políticas de apoyo y coordinación orientadas a la integración de una planta industrial que entre al mercado de la proveeduría regional, donde se ubican las empresas integradas al TMEC, con mejores condiciones para lograr ser competitivas por la calidad primordialmente.

En el año anterior, según cifras de INEGI, Ia Inversión Fija Bruta disminuyó en un 8.7 por ciento respecto al año 2018. La inversión privada represento en el 2019, el 18 por ciento del PIB, mientras que el año anterior represento el 22.5 por ciento del PIB. Uno de los pilares fundamentales para crear empleos y promover el crecimiento de la economía es la inversión, y en el último año la inversión tanto pública como privada ha venido decreciendo.

Esta tendencia de disminución de la inversión se debe de frenar y solo puede hacerse con políticas públicas que la incentiven, y para ello hay que dar certidumbre y utilizar mecanismos y políticas públicas que la fomenten y faciliten. Entre los instrumentos de política pública es la política fiscal, que deberá fomentar la inversión y tener carácter redistributivo del ingreso como medida para frenar el proceso de concentración de este.

Todos los sectores sociales debemos abonarle a la unidad para adoptar políticas de desarrollo, privilegiando el interés del país y del estado. Es tiempo de construir, construir acuerdos que nos permitan integrar el proyecto de país donde todos tengamos cabida y nadie sea excluido. Escuchemos a los diferentes actores de la vida económica del país y del estado y trabajemos juntos para poder crecer con solidez.

*- El autor es economista de profesión, fue presidente del Colegio Estatal de Economistas y vicepresidente del Colegio Nacional de Economistas.

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