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A 111 años de la invasión a Tijuana

“La guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz.”Thomas Mann

“La guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz.”
Thomas Mann

Según la escasa información que existe al respecto, los días 8 y 9 de mayo de 1911, Tijuana fue invadida por un grupo de alrededor de 300 filibusteros extranjeros que venían del norte de California, los cuales atacaron a las poblaciones civiles de Tijuana, Tecate y Mexicali, con el objetivo de establecer lo que ellos denominaban “la República de Baja California”.

Cabe mencionar que, desde enero de ese año, Mexicali había sido tomada por un minúsculo grupo de 30 rebeldes, comandados por José María Leyva y Simón Berthold.

Según los documentos de la época, Mexicali era tan solo una serie de pequeñas rancherías, por lo que resulta lógico que, con un número tan reducido de invasores, hayan logrado su cometido.

Así pues, los rebeldes tomaron fácilmente Mexicali; abrieron la cárcel, ocuparon el cuartel y confiscaron la aduana y sus recursos; mientras tanto sus residentes huyeron a Calexico, donde permanecieron hasta el mes junio en que se logró reestablecer la paz.

En esa época Tijuana contaba con 733 habitantes y el 8 de mayo fue invadida por unos 300 filibusteros, los cuales contaban con armas y pertrechos que los hacían muy superiores a la población civil de Tijuana, la cual les hizo frente por conducto del subprefecto José María Larroque, acompañado de nueve policías; el subteniente Miguel Guerrero, de tan sólo 20 años de edad, al mando de 25 soldados, así como un grupo de voluntarios que se unieron a las escasas fuerzas del orden.

Se tiene registro que el 9 de mayo se dio el combate más sangriento, concluyendo con la huida de los pocos defensores que partieron unos a San Diego y otros a Ensenada, en donde buscaron el apoyo de las fuerzas federales que comandaba el coronel Celso Vega.

Ese 9 de mayo, murieron en Tijuana, defendiendo la Ciudad don José María Larroque, Juan Osuna, Clemente Angulo, Pastor Ramos, Miguel Mendoza y otros militares y ciudadanos que enfrentaron a los filibusteros, sin embargo, ese día izaron su bandera en nuestro territorio.

Tuvieron que pasar 44 días de ocupación, durante los cuales, se efectuaron todo tipo de actos de vandalismo, saqueo de negocios, así como la quema de la plaza de toros, obligando a los residentes a enviar a sus mujeres a San Diego, mientras llegaba la ayuda federal desde Ensenada, que en ese tiempo demoraba bastante, por la falta de caminos y lo complicado que resultaba mover cañones desde el puerto.

Finalmente, el 22 de junio llegó la ayuda esperada a la cual se sumaron voluntarios de San Diego y Los Ángeles y se dio a recaptura de la Ciudad. Algunos historiadores narran como, desde la línea internacional, varios norteamericanos cobraban por un espacio para presenciar en primera fila el combate en suelo mexicano.

Considero que independientemente de si los hermanos Flores Magón participaron o no a favor de los filibusteros, lo cual genera gran polémica, estos acontecimientos tienen que ser ampliamente difundidos en nuestra comunidad, para despertar ese sentimiento de identidad y de amor por esta bendita tierra y reconocer a aquellos que ofrecieron su vida por defender este girón de la patria.

*El autor es asesor empresarial en cabildeo

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