Termómetro mental
Escuché, de alguien, que no debería escribir sobre AMLO, religión o futbol porque me ganaría la enemistad de muchos. Caí en cuenta que efectivamente ubico que los más grandes enojos e insultos a mi columna han aparecido en esas áreas. Aunque al futbol no soy aficionado, el fenómeno social me ha permitido reflexionar sobre la violencia en los estadios, así como la asociación del alcohol y el espectador. De AMLO me esperaré a que empiece a mostrar actos como presidente en turno, antes de cualquier crítica, que aunque constructiva, será objeto de insultos. De religión procuro no escribir por respeto a las diferentes creencias. Sin embargo, en mis conferencias suelo aludir a la religión en relación a la fe. La fe es un fenómeno fundamental para entender la mente humana. El problema para un científico, o alguien que ejerce un oficio con base en la ciencia, es cómo relacionar la fe con la ciencia. La historia ha mostrado un efecto incómodo y cuestionador a la ciencia desde la religión en turno. Por ejemplo, Galileo fue obligado a arrodillarse y retractarse de sus descubrimientos frente a las mayores autoridades católicas, a pesar de haber sido amigo del Papa en turno. Es hasta el siglo XIX, cuando la religión en occidente pierde tanto terreno político e ideológico, que la ciencia se pudo ejercer al margen de los principios de fe. Cuando se deduce y comprueba que el universo inició con un “big bang” la iglesia se puso contenta y hasta se acercó a Hawking, cuando este tomó distancia aclarando que no había sido por intervención divina le empezó a incomodar a la iglesia. Einstein diciendo que Dios no juega a los dados pone en aprietos a la fe. En los últimos dos siglos la iglesia pasó de ser persecutoria de la ciencia a sentirse acorralada por ella. En la demostración, hace seis años, del Bosón de Higgs (la partícula más elemental) se hizo popular más por el nombre de “partícula de Dios”, que por sus enormes consecuencias científicas. Curiosamente es una distorsión de “Goddamn particle” o partícula maldita, por lo difícil de encontrar. Lo interesante es que llamó la atención por su apodo divino y no tanto por lo revolucionario que es para comprender el universo. La fe necesita divorciar la existencia humana de la del universo. La religión católica echa mano de científicos para acreditar los milagros, si los científicos no lo explican, entonces es un milagro, extraña relación de narrativas distintas. Marx, Freud y Darwin a más de 100 años siguen poniendo en problemas a los dogmas de fe. Sin embargo, como lo predijo Octavio Paz, el siglo XXI será más creyente que el XX. La fe es una necesidad social para su cohesión. *El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana. general
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