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Tecleado

Dicen que la tercera es la vencida, sí, la tercera campaña electoral para llegar a la presidencia de México terminó en un Tsunami que arrasó con todos los partidos opositores. Un tsunami llamado Andrés Manuel López Obrador. El triunfo de AMLO ha sido la peor derrota de priistas y panistas y qué decir de los perredistas, tres partidos que en las últimas décadas manejaban al país. El PRI y el PAN en este nuevo milenio compartieron la Presidencia de la República, iniciando el 2000, Vicente Fox Quezada no pudo o no quiso hacer el cambio que pedíamos los mexicanos; Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, otro individuo que dejó a los mexicanos colgados de la brocha y otros más enterrados por crecimiento de los crímenes en todo el país, su guerra contra el crimen organizado fue un rotundo fracaso y Enrique Peña Nieto le ha puesto la puntilla al PRI, por haber permitido tanta, pero tanta corrupción y ratería de gobernadores y demás funcionarios, y unas reformas estructurales que a los ciudadanos de este país nos han venido a perjudicar más que favorecer. Mientras, López Obrador recorría el país, Estado por Estado, municipio por municipio, pueblo por pueblo, platicando con la gente, viendo y escuchando los millones de mexicanos decepcionados de los políticos. Los millones de pobres que siguen ahí, mientras otros se hicieron ricos con los programas sociales para combatir la pobreza; los campesinos olvidados y explotados al tener que rentar sus tierras, porque el ideal de Zapata de que la “tierra sea de quien la trabaje” quedó en un sueño revolucionario. Las oportunidades para hombres y mujeres en México se iban cerrando, iban desapareciendo, los gobernantes se ufanan de las inversiones extranjeras en nuestro país que convirtieron a los obreros en esclavos ganando muy bajos salarios, así ofertaban a México como un país en el que las empresas tendrían mano de obra barata. Esto lo escuchó López Obrador, mientras que panistas y priistas hacían negocios. Los millones de jóvenes sin oportunidades laborales o de estudio los orillaron a refugiarse en el crimen organizado, lo que les costó la vida a miles. El "narco" abría empleos bien pagados, mientras, los empresarios ofrecían plazas mal pagadas y no lo vieron los panistas, perredistas y priistas; los demás partidos son rémoras de los grandes y tampoco vieron ni escucharon a la gente. El tsunami llamado Andrés Manuel López Obrador puso en su verdadera dimensión a los partidos políticos, arrastró en esa ola a candidatos a senadores y diputados federales; a candidatos a gobernadores, alcaldes, diputados locales. Lo que no vio AMLO que arruinó posibilidades importantes en la conformación del Senado, como el llevarse entre las espuelas a Pedro Kumamoto, diputado independiente de Jalisco que ahora quería ser senador, pero la ola lo revolcó y ahogó sus aspiraciones. Otra desgracia es la selección de personas que no tienen ni la más remota idea del comportamiento, lo digo por Alejandra León, quien tras conocer las cifras del PREP que la ponían arriba de sus contrincantes se emborrachó con “champán” e insultó a sus contrincantes. Pidió que la disculparan, pero sonó más falsa que un billete de tres pesos y siguió en redes sociales, claro que Morena la va investigar, pero ya es senadora, sólo le falta su acta de mayoría, podrán correrla del partido y tal vez vaya como independiente, porque no piensa renunciar al jugoso sueldo de senadora, para seguir pisteando con “champán”, “Lady Champan” o la “Senadora Chupitos”, ojalá me calle la boca haciendo un estupendo papel, pero lo dudo. El tsunami AMLO le ayudó. * El autor es periodista independiente.

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