Sueños de plata
La fallida “Historia de Freddie Mercury” (como se subtituló en México) sufre de muchas deficiencias. La historia detrás de las cámaras quizá podría haber sido más interesante que la parodia que resultó ser el producto final. Con problemas desde su concepción original, cuando en 2010 Sacha Baron Cohen inició su trabajo en una premisa donde él interpretaría a Mercury. La historia revelaría el lado más extravagante (y desconocido) del cantante. Stephen Frears sería el director. Los miembros sobrevivientes de Queen no aprobaron la visión, la cual no los dejaba muy bien parados. En 2015 comenzó la producción de la cinta que finalmente llegó a las salas, dirigida por Brian Singer, quien fue despedido (por desaparecer del set en varias ocasiones) y reemplazado por Dexter Fletcher. El producto no es más que un remedo de lo que pudo ser, una recreación extremadamente simplificada de los eventos que llevaron a Queen y a Mercury (Rami Malek) a convertirse en figuras legendarias del rock. Esta narrativa deslavada incluye un comentario veladamente homofóbico sobre la vida de Mercury, en que su sexualidad es prácticamente abordada como algo malo y obscuro, y su eventual contracción del virus de VIH interpretada casi como un castigo. A pesar de todas sus fallas, que son muchas, la cinta le da gusto al público con lo único que la puede rescatar, la música de Queen. Las mejores secuencias son las recreaciones de la banda tocando, pero a pesar de los mejores esfuerzos de sus actores, que imitan al grupo casi a la perfección, es la música la que hace todo el trabajo y es ésta la que conecta con el público y ayuda a manipular sus emociones. No es al azar que se dediquen veinte minutos a recrear el concierto de “Live Aid”. En un mundo paralelo existe una excelente película con Sacha Baron Cohen que retrata la realidad detrás de la historia de Queen. Aquí… sólo tenemos la versión “Rosa de Guadalupe”. Al otro lado del espectro musical y cinematográfico se encuentra “Sonidos del Corazón” de Brett Haley, una cinta que aborda el tema de la creación musical desde un ángulo muy distinto, sin intentar seguir formulas desgastadas. Frank Fisher (Nick Offerman) es dueño de una tienda de discos que ha visto mejores tiempos. Su hija Sam (Kiersey Clemons) está a punto de irse a California a estudiar medicina. En sus ratos libres se unen para crear música, el sueño frustrado de Frank, quien en su juventud tuvo un grupo a lado de la madre de Sam, antes de que muriera. Haley presenta un cuadro común, en que las expectativas de los padres son proyectadas sobre los hijos, y sus sueños y ambiciones de alguna forma “heredadas” para que puedan ser cumplidas. La fantasía de Frank de formar un grupo exitoso con su hija contrasta con los deseos de Sam convertirse en médico e invierte los papeles convencionales de la dinámica padre-hij@. La cotidianeidad de sus vidas es retratada con un minimalismo apacible y es particularmente refrescante la no-importancia que se le da a la sexualidad de Sam, quien está intensamente enamorada de su novia Rose (Sasha Lane). Sin predecibles finales felices, ni fantásticas historias de éxito repentino, la narrativa de Haley transmite una calidez de espíritu que hace latir el corazón. El autor es editor y escritor en Sadhaka Studio.Bohemian
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