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Sueños de plata

Seis años después de su aterrador análisis de la disfunción familiar, el “niño problema” y la mente sicópata (Tenemos que hablar de Kevin, 2011), Lynne Ramsay fue honrada en Cannes 2017 con el premio al mejor guion por su más reciente cinta, en la que adapta la novela de Jonathan Ames “En realidad, nunca estuviste aquí” (como es costumbre, erróneamente titulada en la cartelera mexicana). En la introducción, pre créditos, se anticipa el nivel de brutalidad y crudeza que abordará Ramsay, a la vez que, con la musicalización electrónica de Johnny Greenwood (Radiohead), la cual recuerda el estilo de Cliff Martinez, parece estar presentando una antítesis de la estética de Nicolas Winding Refn. Las mujeres aquí no son exhibidas como objetos para ser admirados en aparadores, sino como seres violentados por una atroz sociedad sin ningún respeto por su existencia. Este no es el mundo de los antihéroes solitarios y bonitos con cara de Ryan Gosling. Tampoco el estilizado universo de pistoleros vengadores como Liam Neeson o Keanu Reeves. No, este es un mundo en donde se cometen actos de una crueldad inhumana y en que el único individuo capaz de restablecer el orden (o intentar hacerlo) es un hombre profundamente dañado, cubierto de cicatrices, tanto internas como externas. Joe (Joaquin Phoenix) es un perturbado veterano de guerra que cuida de su anciana madre y, como en una mezcla de detective privado y vengador anónimo, se dedica a encontrar niñas perdidas. Su nueva misión es recuperar a Nina (Ekaterina Samsonov), hija del Senador Votto, quien le pide haga daño a los responsables de su desaparición. Utilizando una fragmentada narrativa, Ramsay invita al espectador a armar el rompecabezas de los hechos, tanto los que suceden en el presente como los que forjaron y resquebrajaron la personalidad de Joe en el pasado. Joaquin Phoenix, quien recibió el premio de Cannes como mejor actor por su interpretación de Joe, infunde en el personaje un profundo dolor. Deambulando en un continuo estupor, anestesiado por la bestialidad a la que se ha enfrentado a lo largo de su vida (incluyendo abuso físico a manos de su padre), intenta equilibrar la balanza para encontrar ese esbozo de (inalcanzable) tranquilidad en su mente. Un hombre que es capaz de externar inmensa ternura en el cuidado de su madre y de propiciar implacable justicia a quien la merece. Incapaz de encontrar sentido en el mundo que lo rodea. Tras una secuencia que reinterpreta tanto a “Taxi Driver” como a “Old Boy”, a través de lentes de cámaras de seguridad, Joe rescata a Nina, solo para toparse, momentos más tarde, con enemigos mucho más poderosos e intocables. Lo que hay detrás de la red de trata de menores descubierta por Joe puede ser interpretado como una denuncia de los actos perpetrados por esa interminable cantidad de hombres enfermos que están en posiciones de poder en todo el mundo y que cuentan entre sus perversiones el placer de destruir la pureza de seres inocentes. Ramsay muestra un vistazo a ese universo que existe entre las sombras y que no queremos conocer, pintando sin embargo la posibilidad de individuos capaces de sobrevivir a la pesadilla y caminar juntos rumbo a la salida del infierno. El autor es editor y escritor en Sadhaka Studio.

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