Quietud en movimiento
A nadie le cabe duda que nuestro sistema de gobierno desde lo municipal, pasando por lo estatal y hasta lo federal está completamente rebasado. Trienio tras trienio, sexenio tras sexenio esperamos a que finalmente llegue un gobernante que haga los cosas bien. A pesar del gran entusiasmo que generó su victoria aplastante, los morenistas por mejores que sean sus intenciones (no de todos) se enfrentarán a un sistema gubernamental putrefacto en su diseño e implementación. En su libro “Ingeniería constitucional comparada”, el politólogo italiano Giovanni Sartori hace un ejercicio comparativo de los diferentes sistemas de gobiernos democráticos del mundo, entre estos: el presidencialismo, el parlamentarismo y el semipresidencialismo. Para el caso de México hace la sugerencia de transitar de nuestro vetusto sistema presidencialista hacia modelos mixtos como lo es el semipresidencialismo francés. Coincido enteramente con la propuesta de Sartori; sin embargo, dada nuestra realidad resulta preciso empezar con la célula de nuestra democracia: el municipio. El diseño actual de los municipios en México no atiende a las necesidades y realidades del presente. Si algo los caracteriza es la forma autocrática de gobernar de los alcaldes sustentada en una supuesta omnipresencia y omnipotencia. El municipio es el alcalde y el alcalde es el municipio. Todos los problemas y soluciones de estos territorios jurídico-políticos recaen enteramente en su persona. Haciendo una analogía de aquella máxima atribuida a Luis XIV de Francia: “En México”, diría un alcalde, “el municipio, soy yo.” Resulta inadmisible que en una democracia pluralista como la nuestra sigamos apostándole a gobiernos e instituciones unipersonales. Todo lo contrario, hay que rediseñar la estructura de nuestras instituciones para incorporar una mayor participación de la ciudadanía. A continuación, formulo dos propuestas concretas: I. Elección directa de regidores. No es posible que en pleno 2018 lleguen a Cabildo individuos que no fueron electos de manera directa por el electorado. La realidad es que las regidurías se reparten como cuotas políticas o pago de favores. Estas personas no rinden cuentas a nadie. Por lo tanto, atendiendo al antecedente del municipio estadounidense o francés, implementar la elección directa de regidores por circunscripción territorial. De esta manera, el cuerpo edilicio gozaría de mayor legitimidad y las decisiones se tomarían de forma colegiada y mediante negociaciones. Una especie de semipresidencialismo en lo municipal. II. Elección directa del síndico procurador. En el mismo sentido que la propuesta anterior, resulta aberrante y criminal que la persona encargada de llevar la contraloría interna y la defensa de los intereses ciudadanos del municipio sea designada por planilla del partido ganador y no por elección directa. Esencialmente, los síndicos hacen el trabajo sucio de tapar las fechorías de gobernantes en turno. Los ciudadanos deben elegir a quien vigile el buen actuar de los servidores públicos municipales. Por supuesto, estos dos planteamientos no resolverán todos los problemas de los municipios, pero sí abren espacios para que más ciudadanos participen en la toma de decisiones y dejemos en el pasado las autocracias municipales. Está en nosotros construir el municipio del futuro. *El autor es abogado egresado de la Universidad Panamericana.
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