Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / notamigracion

Postigo

El “manual” de combate divulgado por la sátira popular aconseja que “en tiempos de guerra no hay misericordia”, “toda rudeza es permitida” y “cualquier agujero es trinchera” lo que de acuerdo al alcance de las “tácticas” militares, entre ficción y verdades, han dado pie para acreditar la llamada “guerra sucia” aplicada entre contrarios políticos, empresariales o artísticos que por cierto, en México, sus óptimos bríos rejuvenecieron a partir de 1987 en coincidencia con la ruptura interna del PRI encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, Muños Ledo y sus cercanos. La “guerra sucia” electoral –también por mera casualidad- fue expandida por un maquiavélico Carlos Salinas de Gortari entonces inspirador y animador de abominables protocolos seguidos por partidos, candidatos, legisladores u organismos patronales los que, bajo múltiples transgresiones, financiaron y publicitaron campañas que lo mismo degradaban que glorificaban dependiendo de los intereses en juego abarcando, incluso, el incalificable “fuego amigo” disparado no por comandos rivales sino por artilleros aliados pues las impurezas, los escombros que dicha belicosidad conlleva no se limita a solo jalar el gatillo contra el blanco apuntado sin que previamente los plomazos pinchan a reporteros, articulistas, publicaciones o activistas. Concretamente en referencia a los procesos comiciales llamados también “campañas negras”, diremos que escalaron hasta ocasionar pánico entre una población, que aterrorizada por una bien orquestada campaña de alarma, creyó a López Obrador opositor presidencial al panista Felipe Calderón, un “peligro para México peor que Atila (el endemoniado que donde pisaba su caballo no volvía a salir la yerba) advirtiendo , de paso, sobre un voraz “pejelagarto” secuestrador de niños, destructor de instituciones y expropiador de toda propiedad privada: inmunda guerra de lodo que meses atrás la derecha fascistoide (Krause y compañía) difundieron sobre el arribo de navíos rusos colmados de oro y plata en apoyo del ahora Presidente de México. De ahí que el “Arte” para urdir y operar asaltos electorales a través de guerras fangosas tenga el común denominador de la insidia, dolo, infundios y suspenso… muchas intrigas pues en principio se trata de provocar miedo o rechazo hacia el difamado. Así, y no obstante el prototipo sobre el cual se recrea la calumnia, la “guerra sucia” reposa lo suyo contradiciendo la verdad con lo falso, por tanto ¿es infundio afirmar que políticamente Morena en BC es copia del PRI? ¿O que sus actuales candidatos por convicción o codicia son rentables a la mafia del poder? ¿O que determinados aspirantes acreditan turbios antecedentes? ¿Acaso quienes secuestraron, sometieron y patrocinan a Morena son ajenos al bajo mundo electorero Prianista? Se equivocan quienes creen que elogiando o escondiendo múltiples intereses torcidos pueden enderezar entuertos (agravios) pues una cosa es la “guerra sucia” regulada bajo afirmaciones contrarias a la verdad, y otra, la crítica y rechazo hacia innegables intereses políticos, ideológicos y económicos antipopulares. Por esos motivos; escribanos y voces de usos múltiples debieran saber que no es lo mismo adular a su jefe de ilustre… que lustrarle las botas. * El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados